24/10/2016, 20:55
Nabi lo olía, pero Jonathan que era un insensato y un niño inocente, que no había vivido los tiempos de guerra y sangre que el rubio sufría todos los días, se dejó llevar por su infantil ira. El moreno desató la colera del más poderoso de los demonios, el Okasho de Eri.
Su puño cargado con el chakra de once bijuus y cuatro sharingans nacidos del más profundo aberno chocó contra la superfície arenosa de la playa. Como cuando es impactada por un rayo, la arena se solidificó de tal forma que se quedó a una multiplicación de convertirla en diamantes.
Miles de millones de granos de arena volaron por los aires, acojonados tanto o más que Nabi, que tambien voló, pero le tuvo tiempo de agarrar a Jurozuma en el aire para evitar que muriera, o más bien, para que no pudiera escapar de la justa ira que ahora se cernia sobre él. Sacando fuerza de la adrenalina de quien sabe que esta a punto de volver a ver a su amiga la muerte, con quien ya ha intimado más profundamente que con la chica que ha jurado proteger, lanzó al muchacho con fuerza a la zona cero. Aterrizaría en frente de Eri, de malas formas.
Entonces, el Uchiha aprovecharía la distracción para esconderse detrás de un arbol y llevar a cabo su maniobra de desviación de la atención por excelencia. Apenas unos segundos despues, aparecería Eikyu Juro de detrás del árbol con expresión de pura felicidad en el rostro.
— Ahí va lostie, si no es esa Mizumi Eri y la morsa que no conozco para nada. Qué cosas, eh. Bueno, pues ya que hay una morsa por estos lares, ¿le damos unos latigazos, chata?
Dijo el moreno mientras desenfundaba el latigo que llevaba a la cintura poniendose en una posición un tanto extraña para blandir su arma.
Su puño cargado con el chakra de once bijuus y cuatro sharingans nacidos del más profundo aberno chocó contra la superfície arenosa de la playa. Como cuando es impactada por un rayo, la arena se solidificó de tal forma que se quedó a una multiplicación de convertirla en diamantes.
Miles de millones de granos de arena volaron por los aires, acojonados tanto o más que Nabi, que tambien voló, pero le tuvo tiempo de agarrar a Jurozuma en el aire para evitar que muriera, o más bien, para que no pudiera escapar de la justa ira que ahora se cernia sobre él. Sacando fuerza de la adrenalina de quien sabe que esta a punto de volver a ver a su amiga la muerte, con quien ya ha intimado más profundamente que con la chica que ha jurado proteger, lanzó al muchacho con fuerza a la zona cero. Aterrizaría en frente de Eri, de malas formas.
Entonces, el Uchiha aprovecharía la distracción para esconderse detrás de un arbol y llevar a cabo su maniobra de desviación de la atención por excelencia. Apenas unos segundos despues, aparecería Eikyu Juro de detrás del árbol con expresión de pura felicidad en el rostro.
— Ahí va lostie, si no es esa Mizumi Eri y la morsa que no conozco para nada. Qué cosas, eh. Bueno, pues ya que hay una morsa por estos lares, ¿le damos unos latigazos, chata?
Dijo el moreno mientras desenfundaba el latigo que llevaba a la cintura poniendose en una posición un tanto extraña para blandir su arma.
—Nabi—