25/10/2016, 11:18
Era muy agradable hablar con Eri, compartíamos muchos puntos de vista, en el caso concreto de los Kages, ambos pensábamos que eran como si fueran otra raza, shinobis verdaramente poderosos con dotes que rozan casi lo divino, y con gran corazón y empatía. ¿Que cómo era eso posible? No tenía ni idea, pero en el fondo me gustaba. Pues ya tenía algo que descubrir y me resultaba muy emocionante.
— Siempre he pensado que un kage es una persona querida por todos y que tenga la capacidad de ayudar y cuidar a su villa... Bueno, aunque no sé explicarme muy bien.
-Te entiendo perfectamente...son la leche ¡he he! Reí orgulloso al hablar de ellos, reí al pensar que nuestros Kages eran buenos ejemplos a seguir, era consciente que como cualquiera podían cometer errores, aún así resultaban muy inspiradores.
Estaba eufórico de ver que había impresionado a Eri-chan, tan contento estaba en compañía suya qye le mostré mi creación de tinta más impresionante hasta el momento, desde mi humilde punto de vista era algo serio, estábamos hablando de un león de dos metros de longitud hecho de tinta y chakra.
Eri se reincorporó enseguida, y además quedé impresionado una vez más por su valentía, pues no pudo evitar pedir subir en él.
¿Crees que podríamos — Al oírla decir eso, los ojos se me abrieron como platos, para después sonreír y soltar una breve carcajada. Algo que quizás mal interpreto.
— Lo siento, me he dejado llevar por la emoción... —
A lo que respondí seguidamente, casi atropellando sus palabras. - No, no, no, mujer...¡Claro que puedes subir! Te daré un paseo en él, verás que cómodo es. El animal artificial se inclinó agachando su negruzca cabeza para al final acostarse en el suelo, para facilitar a Eri que subiera en él sin dificultad.
-Te haré una pequeña desmotración. Dije satisfecho.
— Siempre he pensado que un kage es una persona querida por todos y que tenga la capacidad de ayudar y cuidar a su villa... Bueno, aunque no sé explicarme muy bien.
-Te entiendo perfectamente...son la leche ¡he he! Reí orgulloso al hablar de ellos, reí al pensar que nuestros Kages eran buenos ejemplos a seguir, era consciente que como cualquiera podían cometer errores, aún así resultaban muy inspiradores.
Estaba eufórico de ver que había impresionado a Eri-chan, tan contento estaba en compañía suya qye le mostré mi creación de tinta más impresionante hasta el momento, desde mi humilde punto de vista era algo serio, estábamos hablando de un león de dos metros de longitud hecho de tinta y chakra.
Eri se reincorporó enseguida, y además quedé impresionado una vez más por su valentía, pues no pudo evitar pedir subir en él.
¿Crees que podríamos — Al oírla decir eso, los ojos se me abrieron como platos, para después sonreír y soltar una breve carcajada. Algo que quizás mal interpreto.
— Lo siento, me he dejado llevar por la emoción... —
A lo que respondí seguidamente, casi atropellando sus palabras. - No, no, no, mujer...¡Claro que puedes subir! Te daré un paseo en él, verás que cómodo es. El animal artificial se inclinó agachando su negruzca cabeza para al final acostarse en el suelo, para facilitar a Eri que subiera en él sin dificultad.
-Te haré una pequeña desmotración. Dije satisfecho.