25/10/2016, 21:39
—Quizás deberíamos devolverle la llave a su dueño. Creo que lo mejor es contarle todo esto a la sensei, ella sabrá que hacer al respecto.
— Estoy de acuerdo — afirmó Juro, deseoso de marcharse de una vez de aquel inquietante lugar.
Nabi se mantuvo en silencio durante unos momentos, hasta que finalmente aceptó:
— Pues devuelve la llave y vamos al lugar de reunión con Kureji-sensei.
Juro tuvo el impulso de saltar de alegría, por alguna extraña razón. Quizás porque ahora parecían volver a funcionar como un equipo. Un "equipo", vamos, lo justo para que no se matasen entre ellos al abrir la boca. Sin embargo, un pensamiento funebre le embargó, un pensamiento bajito, con michelines y gafas de vaso.
— Espera, la mujer aún esta con él. No se si sería buena idea acercarse...—recordó como la mujer aún se recostaba en aquel sofá verde, con toda la parsimonia del mundo —. No se cuanto se irá, pero por lo que dijo, creo que pron...
Antes de poder acabar la frase, la puerta se abrió y de ella salieron dos figuras. Dos figuras conocidas por él, y puede que por Nabi, si tuviese suficiente memoria a corto plazo. A un lado, la mujer, que perseguiría las pesadillas de los tres por mucho tiempo, a otro, el dueño de la casa. El dueño se mantenía bajo el umbral de la puerta, mientras que la mujer parecía estar a punto de marcharse.
—... gracias por todo, Takeshi-san — dijo la mujer, con una reverencia —. Espero que mi presencia no le haya incomodado.
— Vuelve cuando quieras, Megumi— asintió el hombre, con una sonrisa —, la gente honorable como tu siempre es bien recibida aquí.
No, aunque a Juro le costo darse cuenta, no era ironía. El hombre parecía así de bueno realmente. Ambos se estrechaban la mano, como dos buenos amigos, aunque se notaba que cada uno tenía un respecto mutuo por el otro.
"Si nos acercamos ahora podríamos liarla. Si nos vamos silenciosamente, nos quedamos con la llave. ¿Sería mejor esperar a que se vaya y luego dársela?
Esta vez miró a sus dos compañeros. Especialmente a Nabi. Porque fuese lo que fuese a decir Kazuma, probablemente lo negaría.
— ¿Vamos ya o esperamos? — preguntó Juro, disimuladamente. Sostenía la llave con la mano derecha, semiabierta. Si alguno de sus compañeros quería cogerla y lanzarse, no encontraría problema por parte del chico.
Si ninguno tomaba la iniciativa pronto, la mujer se marcharía, quizá para no volver. O quizá, con la suerte que tenían, se la encontrasen en la esquina siguiente. Todo estaba en su mano.
— Estoy de acuerdo — afirmó Juro, deseoso de marcharse de una vez de aquel inquietante lugar.
Nabi se mantuvo en silencio durante unos momentos, hasta que finalmente aceptó:
— Pues devuelve la llave y vamos al lugar de reunión con Kureji-sensei.
Juro tuvo el impulso de saltar de alegría, por alguna extraña razón. Quizás porque ahora parecían volver a funcionar como un equipo. Un "equipo", vamos, lo justo para que no se matasen entre ellos al abrir la boca. Sin embargo, un pensamiento funebre le embargó, un pensamiento bajito, con michelines y gafas de vaso.
— Espera, la mujer aún esta con él. No se si sería buena idea acercarse...—recordó como la mujer aún se recostaba en aquel sofá verde, con toda la parsimonia del mundo —. No se cuanto se irá, pero por lo que dijo, creo que pron...
Antes de poder acabar la frase, la puerta se abrió y de ella salieron dos figuras. Dos figuras conocidas por él, y puede que por Nabi, si tuviese suficiente memoria a corto plazo. A un lado, la mujer, que perseguiría las pesadillas de los tres por mucho tiempo, a otro, el dueño de la casa. El dueño se mantenía bajo el umbral de la puerta, mientras que la mujer parecía estar a punto de marcharse.
—... gracias por todo, Takeshi-san — dijo la mujer, con una reverencia —. Espero que mi presencia no le haya incomodado.
— Vuelve cuando quieras, Megumi— asintió el hombre, con una sonrisa —, la gente honorable como tu siempre es bien recibida aquí.
No, aunque a Juro le costo darse cuenta, no era ironía. El hombre parecía así de bueno realmente. Ambos se estrechaban la mano, como dos buenos amigos, aunque se notaba que cada uno tenía un respecto mutuo por el otro.
"Si nos acercamos ahora podríamos liarla. Si nos vamos silenciosamente, nos quedamos con la llave. ¿Sería mejor esperar a que se vaya y luego dársela?
Esta vez miró a sus dos compañeros. Especialmente a Nabi. Porque fuese lo que fuese a decir Kazuma, probablemente lo negaría.
— ¿Vamos ya o esperamos? — preguntó Juro, disimuladamente. Sostenía la llave con la mano derecha, semiabierta. Si alguno de sus compañeros quería cogerla y lanzarse, no encontraría problema por parte del chico.
Si ninguno tomaba la iniciativa pronto, la mujer se marcharía, quizá para no volver. O quizá, con la suerte que tenían, se la encontrasen en la esquina siguiente. Todo estaba en su mano.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60