26/10/2016, 16:49
— Mmm... sí, por probar, aunque sea uno o dos combates. —
Riko lo dijo con bastante tranquilidad, al parecer, este tipo de ambientes claramente enrarecidos, no le afectaban tanto como cabía esperar.
Joder con Riko, no hace falta decir que es un tipo bastante más duro que yo...
-Me parece bien...te animaré desde las gradas.
Seguimos hacía adelante y ya estábamos en la mismísima entrada que daba acceso a la carpa. Había que hacer cola pero ya se veía una mezcla de gente que unos serían meros espectadores y otros sin lugar a dudas los combatientes. Había todo tipo de luchadores, tanto hombres como mujeres, de todas las edades. Unos eran más intimidatorios que otros, pero parecía que una vez llegado hasta aquí, ya no hubiera vuelta atrás.
— Si no estás cómodo, no me importa dar media vuelta y volver. —
Aquello despertó mi curiosidad, ¿Riko se preocupaba por mí? Si era él el que participaba. Que raro era, yo temía que por mi culpa, resultara herido. Pero quizás eso no le importara demasiado, a fin de cuentas, era un taijutsero de cabo a rabo.
-No, no, todo está bien... Le aseguré.
Más avanzábamos y la cola se dividió, por un lado los espectadores, por otro los luchadores que venían por cuenta propia. La cola se separaba de este modo, bajo la super visión de un hombre de avanzada edad, raquítico, ataviado por un precioso kimono de seda rojo y dorados bordados, el hombre con su imponente largo y finos bigotes, iba maquillado y caracterizado de manera singular, abanicándose con un abanico a juego con su indumentaria.
Aquellos que deseen participar, pasen por mi derecha. Exclamó el misterioso anciano.
La cola se formó, en donde Riko podía hacer conjeturas de sus posibles contrincantes. En ese lado de la carpa había como una especie de sección exclusiva para luchadores, apartada del resto de la estancia. Se veía una tarima con una pizarra en donde se configuraba y anotaba la clasificación del torneo.
-Dentro se os informará de los detalles. Comentó el anciano ante las preguntas de algún que otro indeciso contendiente.
-Bueno, nos vemos después. Dije a Riko cuando inevitablemente nos tuvimos que separar.
Riko lo dijo con bastante tranquilidad, al parecer, este tipo de ambientes claramente enrarecidos, no le afectaban tanto como cabía esperar.
Joder con Riko, no hace falta decir que es un tipo bastante más duro que yo...
-Me parece bien...te animaré desde las gradas.
Seguimos hacía adelante y ya estábamos en la mismísima entrada que daba acceso a la carpa. Había que hacer cola pero ya se veía una mezcla de gente que unos serían meros espectadores y otros sin lugar a dudas los combatientes. Había todo tipo de luchadores, tanto hombres como mujeres, de todas las edades. Unos eran más intimidatorios que otros, pero parecía que una vez llegado hasta aquí, ya no hubiera vuelta atrás.
— Si no estás cómodo, no me importa dar media vuelta y volver. —
Aquello despertó mi curiosidad, ¿Riko se preocupaba por mí? Si era él el que participaba. Que raro era, yo temía que por mi culpa, resultara herido. Pero quizás eso no le importara demasiado, a fin de cuentas, era un taijutsero de cabo a rabo.
-No, no, todo está bien... Le aseguré.
Más avanzábamos y la cola se dividió, por un lado los espectadores, por otro los luchadores que venían por cuenta propia. La cola se separaba de este modo, bajo la super visión de un hombre de avanzada edad, raquítico, ataviado por un precioso kimono de seda rojo y dorados bordados, el hombre con su imponente largo y finos bigotes, iba maquillado y caracterizado de manera singular, abanicándose con un abanico a juego con su indumentaria.
Aquellos que deseen participar, pasen por mi derecha. Exclamó el misterioso anciano.
La cola se formó, en donde Riko podía hacer conjeturas de sus posibles contrincantes. En ese lado de la carpa había como una especie de sección exclusiva para luchadores, apartada del resto de la estancia. Se veía una tarima con una pizarra en donde se configuraba y anotaba la clasificación del torneo.
-Dentro se os informará de los detalles. Comentó el anciano ante las preguntas de algún que otro indeciso contendiente.
-Bueno, nos vemos después. Dije a Riko cuando inevitablemente nos tuvimos que separar.