27/10/2016, 16:47
- ¡Cuánta pasión! - Exclamó el flacucho mostrando su sonrisa siniestra una vez más, una resaltada por sus dientes de tiburón.
- fufufu - Reía una de las mujeres a espaldas de la genin - Este será el mejor espectáculo de nuestra carrera - le dijo a su compañera, lo suficientemente alto como para que quienes estaban alrededor escucharan.
Maar caminaba por detrás de un shinobi que se abría paso entre el gentío y pronto llegaron frente a la pileta, allí la kunoichi pudo distinguir con más claridad al animal.
De cerca era más fácil notar las extrañas facciones del enorme animal. Si bien su mirada fría y la boca entreabierta, que exhibía sus dientes como cuchillas amenazando con devorar lo que fuera eran propios del depredador marino, su extraño aleteo habría llamado la atención cualquiera que conociera de lejos a los tiburones.
Pero no tuvo oportunidad para mirarlo mucho tiempo, pues cuando se acercaron la kunoichi de cabellos empapados había saltado sobre las tablas de la tarima y exigía a voz en cuello una explicación.
<< ¿Será parte del espectáculo? No, esto es real. >> Pero entonces recordó como un azote la voz lejana del jovencito que la ayudó a atravesar el muro humano. << No. >> Se llevó la mano al pecho, como si quisiera evitar que el corazón le explotara << Será una masacre, otra. >>
- ¡Esta es la furia! ¡La sangre que desea Sharkito! - Mientras hablaba y seguramente habiendo previsto lo que acontecería después, una de las mujeres que era de piel morena a la luz de la luna y cabellos casi completamente blancos, con una fuerza que sabrán sus dioses de dónde sacó, tomó la cintura de la kunoichi y tiró de ella hacia arriba para lanzarla al interior de la piscina.
Maar quiso cerrar los ojos pero le fue imposible. Sus manos heladas se posaron en la espalda de Mogura a penas perceptibles.
La multitud gritó a coro mientras la genin viajaba por el corto espacio que la separaba del agua. Todos vieron a Sharkito dar un giro magistral para esquivar el impacto del cuerpo chocando con el agua y su boca abrirse y abrirse como un sifón gigante.
La boca del tiburón se cerró de golpe antes de alcanzar a la kunoichi de Amegakure y su aspecto se tornó casi humano. Se puso de pie y alzó las manos al cielo buscando aplausos ante aquél perturbador espectáculo. Cuando los borrachos y morbosos celebraron el final del acto se escucharon cuchicheos. ¿Habían cometido un error?
- ¿Nos habremos pasado? - preguntó el enano en voz baja a la kunoichi de un país lejano - fufufufu - fue lo único que dijo en respuesta.
- Gracias por participar - Dijo el hombre-tiburón que ahora se vería más grande que antes, a la desafortunada ninja, ignorando la controversia.
<< Al final era parte del acto. >> Ahora su angustia se había convertido en rabia << Pues no me hace gracia que una kunoichi se preste para este tipo de cosas. >>
Sus músculos se relajaron y soltó al genin al descubrirse a sí misma ocultándose tras su espalda. << Pero qué vergüenza ¡Qué vergüenza! >>
- fufufu - Reía una de las mujeres a espaldas de la genin - Este será el mejor espectáculo de nuestra carrera - le dijo a su compañera, lo suficientemente alto como para que quienes estaban alrededor escucharan.
Maar caminaba por detrás de un shinobi que se abría paso entre el gentío y pronto llegaron frente a la pileta, allí la kunoichi pudo distinguir con más claridad al animal.
De cerca era más fácil notar las extrañas facciones del enorme animal. Si bien su mirada fría y la boca entreabierta, que exhibía sus dientes como cuchillas amenazando con devorar lo que fuera eran propios del depredador marino, su extraño aleteo habría llamado la atención cualquiera que conociera de lejos a los tiburones.
Pero no tuvo oportunidad para mirarlo mucho tiempo, pues cuando se acercaron la kunoichi de cabellos empapados había saltado sobre las tablas de la tarima y exigía a voz en cuello una explicación.
<< ¿Será parte del espectáculo? No, esto es real. >> Pero entonces recordó como un azote la voz lejana del jovencito que la ayudó a atravesar el muro humano. << No. >> Se llevó la mano al pecho, como si quisiera evitar que el corazón le explotara << Será una masacre, otra. >>
- ¡Esta es la furia! ¡La sangre que desea Sharkito! - Mientras hablaba y seguramente habiendo previsto lo que acontecería después, una de las mujeres que era de piel morena a la luz de la luna y cabellos casi completamente blancos, con una fuerza que sabrán sus dioses de dónde sacó, tomó la cintura de la kunoichi y tiró de ella hacia arriba para lanzarla al interior de la piscina.
Maar quiso cerrar los ojos pero le fue imposible. Sus manos heladas se posaron en la espalda de Mogura a penas perceptibles.
La multitud gritó a coro mientras la genin viajaba por el corto espacio que la separaba del agua. Todos vieron a Sharkito dar un giro magistral para esquivar el impacto del cuerpo chocando con el agua y su boca abrirse y abrirse como un sifón gigante.
La boca del tiburón se cerró de golpe antes de alcanzar a la kunoichi de Amegakure y su aspecto se tornó casi humano. Se puso de pie y alzó las manos al cielo buscando aplausos ante aquél perturbador espectáculo. Cuando los borrachos y morbosos celebraron el final del acto se escucharon cuchicheos. ¿Habían cometido un error?
- ¿Nos habremos pasado? - preguntó el enano en voz baja a la kunoichi de un país lejano - fufufufu - fue lo único que dijo en respuesta.
- Gracias por participar - Dijo el hombre-tiburón que ahora se vería más grande que antes, a la desafortunada ninja, ignorando la controversia.
<< Al final era parte del acto. >> Ahora su angustia se había convertido en rabia << Pues no me hace gracia que una kunoichi se preste para este tipo de cosas. >>
Sus músculos se relajaron y soltó al genin al descubrirse a sí misma ocultándose tras su espalda. << Pero qué vergüenza ¡Qué vergüenza! >>