29/10/2016, 12:40
Sus cabellos acaparaban todo su campo de visión y ella, aún con el puño cerrado y lleno de arena, respiraba bruscamente. Acababan de sacarla de sus casillas, y aunque había destrozado otra zona de su querida Uzushiogakure - seguro que se iba a llevar otra reprimenda -, no podía contenerse.
Ahora incluso ya era tarde para sentirse mal.
Bufó para quitarse los mechones que la impedían ver con claridad para encontrarse con el chico que había agredido a Nabi y lo miró con los ojos entrecerrados, luego se levantó y lo tomó del brazo, incorporándolo para que quedase a su altura.
— La próxima vez podrías replantearte hablar con las personas en vez de pelear. — Alegó serena, con una voz grave y segura, luego lo soltó sin ánimos.
Sabía que no se debería comportar así, que ella era Eri, la médica, la que quería ayudar a todo el mundo; pero tampoco podía permitir que dichas cosas pasasen, y odiaba que no la tomasen en serio. Se retiró el cabello colocándoselo detrás de las orejas cuando fue a ayudar a Kaiten a incorporarse, el cual se encontraba recostado sobre la fina arena.
Tendió su mano al Akimichi cuando este habló.
— ¿Que ha pasado? ¿No veo nada? — Dijo el chico, intentando parpadear.
— No pasa nada, mantén los ojos cerrados hasta que ellos mismos sean capaces de echar toda la arena. — Comentó mientras empujaba la espalda del muchacho para que se sentase.
Una vez incorporado, la de cabellos azules dio una vuelta con su mirada, topándose con alguien inesperado.
— Ahí va lostie, si no es esa Mizumi Eri y la morsa que no conozco para nada. Qué cosas, eh. Bueno, pues ya que hay una morsa por estos lares, ¿le damos unos latigazos, chata?
''¿Juro?''
No, imposible, por diversas razones:
Primera, Juro jamás diría Ahí va lostie.
Segunda, Juro jamás llamaría a una persona desconocida la morsa.
Tercera, Juro jamás haría daño a una persona sin merecerlo.
Y última, Juro jamás, jamás, la llamaría chata.
— ¿Juro? — Preguntó, con el ceño fruncido. — ¿Qué haces aquí?
Prefirió guardarse sus sospechas para si misma, aún en el estado de cabreo en el que se encontraba.
Ahora incluso ya era tarde para sentirse mal.
Bufó para quitarse los mechones que la impedían ver con claridad para encontrarse con el chico que había agredido a Nabi y lo miró con los ojos entrecerrados, luego se levantó y lo tomó del brazo, incorporándolo para que quedase a su altura.
— La próxima vez podrías replantearte hablar con las personas en vez de pelear. — Alegó serena, con una voz grave y segura, luego lo soltó sin ánimos.
Sabía que no se debería comportar así, que ella era Eri, la médica, la que quería ayudar a todo el mundo; pero tampoco podía permitir que dichas cosas pasasen, y odiaba que no la tomasen en serio. Se retiró el cabello colocándoselo detrás de las orejas cuando fue a ayudar a Kaiten a incorporarse, el cual se encontraba recostado sobre la fina arena.
Tendió su mano al Akimichi cuando este habló.
— ¿Que ha pasado? ¿No veo nada? — Dijo el chico, intentando parpadear.
— No pasa nada, mantén los ojos cerrados hasta que ellos mismos sean capaces de echar toda la arena. — Comentó mientras empujaba la espalda del muchacho para que se sentase.
Una vez incorporado, la de cabellos azules dio una vuelta con su mirada, topándose con alguien inesperado.
— Ahí va lostie, si no es esa Mizumi Eri y la morsa que no conozco para nada. Qué cosas, eh. Bueno, pues ya que hay una morsa por estos lares, ¿le damos unos latigazos, chata?
''¿Juro?''
No, imposible, por diversas razones:
Primera, Juro jamás diría Ahí va lostie.
Segunda, Juro jamás llamaría a una persona desconocida la morsa.
Tercera, Juro jamás haría daño a una persona sin merecerlo.
Y última, Juro jamás, jamás, la llamaría chata.
— ¿Juro? — Preguntó, con el ceño fruncido. — ¿Qué haces aquí?
Prefirió guardarse sus sospechas para si misma, aún en el estado de cabreo en el que se encontraba.