Próxima estación...

[Uchiha Datsue]

Daruu rio con la pequeña broma gastada sobre los shinobis de Uzushiogakure, tal y como hacían todos los que la escuchaban. Sin embargo, no pareció hacerle tanta gracia su segundo comentario, respecto al empate sufrido en el Torneo. ¿O había sido por lo de Kusagakure? Con gente tan violenta y sangrienta como los de Ame, uno nunca podía estar seguro.

—¿Tú eres un poco hijo de puta, no?—Datsue se llevó las manos al pecho, como si acabase de ser alcanzado por un kunai en pleno corazón—. Ay, lo siento. Se me ha escapado lo que pensaba.

Datsue hizo un ademán con la mano, como quitándole importancia.

—Bah, no te preocupes. Lo cierto es que tengo claros indicios de que mi madre biológica en realidad sí que era… —paró de hablar en cuanto percibió movimiento en las manos de Daruu, y su instinto, siempre pesimista, adivinó que se trataba de un sello incluso antes de que se llegase a formar. Su instinto, sin embargo, no pudo prever lo que pasaría a continuación. Y es que, cuando se quiso dar cuenta, el Uchiha se encontraba… volando.

Literalmente.

Salió catapultado por la ventana como si hubiese saltado sobre un trampolín, con los brazos y las piernas en un amasijo de movimientos descoordinados, y fue a dar finalmente contra el húmedo y blando barro, clavando media cabeza en ella y quedando totalmente en vertical, como un árbol recién plantado.

—Esto me pasa por tratar de ser amable… —farfulló.

Dentro de lo malo, era toda una suerte que todavía llevase puesto el kasa, pues evitó que su cabellera saliese hecha un asco en cuanto logró ponerse en pie, no de forma muy elegante. Dejó el kasa en el suelo y frunció el ceño, tratando de averiguar cómo había llegado hasta allí. ¿Qué clase de jutsu era capaz de darle vida a un asiento?

—Oye… ¡Tiempo muerto!, ¿quieres? —pidió, todavía sin atreverse a entrar de nuevo en el vagón—. Si te molestó lo del empate, era una broma. Hasta yo oí que fue una pelea muy disputada, y además el tipo era un Uchiha. Pese a que hay excepciones como yo, suele ser un clan muy competente —pese a la humillación que acababa de sufrir, trató de sonreír. Lo último que quería en aquellos instantes era tener que luchar con un Amegakuriense enfadado—. En serio, los de Ame me caéis muy bien. Es más, ¡hasta mi mejor amiga es de allí! Aotsuki Ayame, como supongo conocerás.

De hecho, ahora que menciono a Ayame…