3/11/2016, 17:42
— ¡Oh! ¡Eso suena genial! Si vienes al País del Río, te llevaré a unos sitios geniales. Y te enseñaré trucos más grandiosos la próxima vez. Si esto te ha gustado, te aseguro que no es más que la punta del iceberg.
— ¡Eso es muy cruel! — Alegó, hinchando los mofletes. — Ahora me dejas con las ganas... — Murmuró, cruzándose de brazos y desviando la mirada hacia otra parte, haciéndose la ofendida.
Luego dejó salir todo el aire, recordando en su interior que ya no era una cría.
Aunque luego tocó el momento más triste de todos los encuentros: la despedida. La joven no dudó en preguntarle sobre su comentario anterior si ya se iba, y es que lo había pasado bien, ¡incluso había olvidado hacia dónde se dirigía!
— Pues no tardaré mucho... La verdad.
La pequeña suspiró mientras observaba como el joven de Taki se acercaba a la orilla del lago y acto seguido se disponía a pintar en él: pincelada por aquí, pincelada por allá, y de repente del papel salieron unos peces que la de cabellos azules distinguió como carpas koi; aunque de forma difícil, ya que eran negras.
— No vine aquí solo para abandonar el País de la Tormenta, he aprovechado para buscar una cosa que averigüé hace tiempo y que quiero comprobar que sea cierta.
— ¿A qué viniste, entonces? — Preguntó sin pararse a pensar en qué preguntaba para taparse la boca de inmediato. ''Maldita curiosidad...''
Sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría que abandonar el lugar y dirigirse a... Bueno, mejor volvía a la aldea, total, mejor volver a perderse más. Y, siendo clara, se sentía ya realizada con el viaje, puesto que había conocido a un gran chico de la villa vecina. ''La gente de Takigakure es muy buena... ¿Qué será de Noemi y Datsue?'' Se preguntó mentalmente, recordando a ambos con cariño.
— De acuerdo Eri-chan, yo acabo con esto y también me marcharé. — Explicó él, haciendo una pequeña reverencia. — Me alegra muchísimo haberte conocido Eri-chan, pensaré en ti todos los días. — Alegó, haciendo que la joven volviese a enrojecer hasta las orejas.
— ¡No exageres! — Exclamó ella, pero Yoshi volvió a hablar:
— Si eres tan buena kunoichi como lo eres como persona, seguro que ya tienes muchas papeletas para llegar a ser una gran Kage.
— Muchas gracias, Yoshi-san. — Agradeció Eri, ahora tocándole a ella hacer una reverencia. — Y aunque no creo ser tan buena, espero poder seguir haciéndote creer que lo soy. — Alegó, entremezclando la broma con la seriedad cuando le guiñó un ojo a Yoshimitsu. — Ha sido un placer conocerte, y espero que pronto, muy pronto; podamos volver a vernos. — Concluyó.
— ¡Eso es muy cruel! — Alegó, hinchando los mofletes. — Ahora me dejas con las ganas... — Murmuró, cruzándose de brazos y desviando la mirada hacia otra parte, haciéndose la ofendida.
Luego dejó salir todo el aire, recordando en su interior que ya no era una cría.
Aunque luego tocó el momento más triste de todos los encuentros: la despedida. La joven no dudó en preguntarle sobre su comentario anterior si ya se iba, y es que lo había pasado bien, ¡incluso había olvidado hacia dónde se dirigía!
— Pues no tardaré mucho... La verdad.
La pequeña suspiró mientras observaba como el joven de Taki se acercaba a la orilla del lago y acto seguido se disponía a pintar en él: pincelada por aquí, pincelada por allá, y de repente del papel salieron unos peces que la de cabellos azules distinguió como carpas koi; aunque de forma difícil, ya que eran negras.
— No vine aquí solo para abandonar el País de la Tormenta, he aprovechado para buscar una cosa que averigüé hace tiempo y que quiero comprobar que sea cierta.
— ¿A qué viniste, entonces? — Preguntó sin pararse a pensar en qué preguntaba para taparse la boca de inmediato. ''Maldita curiosidad...''
Sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría que abandonar el lugar y dirigirse a... Bueno, mejor volvía a la aldea, total, mejor volver a perderse más. Y, siendo clara, se sentía ya realizada con el viaje, puesto que había conocido a un gran chico de la villa vecina. ''La gente de Takigakure es muy buena... ¿Qué será de Noemi y Datsue?'' Se preguntó mentalmente, recordando a ambos con cariño.
— De acuerdo Eri-chan, yo acabo con esto y también me marcharé. — Explicó él, haciendo una pequeña reverencia. — Me alegra muchísimo haberte conocido Eri-chan, pensaré en ti todos los días. — Alegó, haciendo que la joven volviese a enrojecer hasta las orejas.
— ¡No exageres! — Exclamó ella, pero Yoshi volvió a hablar:
— Si eres tan buena kunoichi como lo eres como persona, seguro que ya tienes muchas papeletas para llegar a ser una gran Kage.
— Muchas gracias, Yoshi-san. — Agradeció Eri, ahora tocándole a ella hacer una reverencia. — Y aunque no creo ser tan buena, espero poder seguir haciéndote creer que lo soy. — Alegó, entremezclando la broma con la seriedad cuando le guiñó un ojo a Yoshimitsu. — Ha sido un placer conocerte, y espero que pronto, muy pronto; podamos volver a vernos. — Concluyó.