3/11/2016, 22:43
En su juvenil inocencia y con la poca atención que prestaba a las palabras de aquella mujer, Kazuma respondió de manera tranquila y casual, tal como lo haría con un compañero que ha reprobado un examen de la academia.
—Quizás hubo algo que pasó por alto, o puede que necesitase ayuda para conseguir lo que buscaba.
La mujer parecía sumergida en una especie de debate existencial consigo misma, algo más allá de lo que los jóvenes podían solucionar. De hecho, ni siquiera estaba prestando atención a los ninjas que tenía enfrente, aquellos que la habían decepcionado al no comportarse como verdaderos detectives.
Aunque el Ishimura no había escuchado la sutil declaración de culpa de aquella señora, poca diferencia hacia. Incluso si se declaraba culpable, cómplice o partícipe, no había algo que pudieran hacer al respecto: su misión era el deshacerse de aquellos grafitis que manchaban las fachadas de las casas vandalizadas, y el recabar la mayor cantidad de información posible acerca del culpable. Aunque tuvieran al criminal enfrente, no tenían la autoridad ni los permisos necesarios para retenerlo bajo ningún cargo. Claro, el que le contaran lo sucedido a su sensei y esta decidiera ir a aprehender al sospechoso era algo distinto, pero Shiori no estaba y el tiempo se les estaba escapando al estar escuchando a la que, muy posiblemente, era la mujer más problemática de Uzushio.
—Quizás hubo algo que pasó por alto, o puede que necesitase ayuda para conseguir lo que buscaba.
La mujer parecía sumergida en una especie de debate existencial consigo misma, algo más allá de lo que los jóvenes podían solucionar. De hecho, ni siquiera estaba prestando atención a los ninjas que tenía enfrente, aquellos que la habían decepcionado al no comportarse como verdaderos detectives.
Aunque el Ishimura no había escuchado la sutil declaración de culpa de aquella señora, poca diferencia hacia. Incluso si se declaraba culpable, cómplice o partícipe, no había algo que pudieran hacer al respecto: su misión era el deshacerse de aquellos grafitis que manchaban las fachadas de las casas vandalizadas, y el recabar la mayor cantidad de información posible acerca del culpable. Aunque tuvieran al criminal enfrente, no tenían la autoridad ni los permisos necesarios para retenerlo bajo ningún cargo. Claro, el que le contaran lo sucedido a su sensei y esta decidiera ir a aprehender al sospechoso era algo distinto, pero Shiori no estaba y el tiempo se les estaba escapando al estar escuchando a la que, muy posiblemente, era la mujer más problemática de Uzushio.