6/11/2016, 19:27
Daruu escuchó el ruido metálico del golpe, luego el lamento de Mogura en un idioma extraño y su aviso, y luego un lamento más, un tono grave y afligido. Para cuando se había acercado al balcón para ver lo que sucedió, el mastodonte rubio ya estaba en el suelo, tumbado y sangrando por la nariz.
—¡Bien hecho, chicos! —exclamó Daruu, quien bajó de un salto y avanzó rápidamente hacia el maleante—. Eh, tú, el collar. ¿dónde está?
—E... En mi bolsillo derecho... Por favor, no me matéis, no quiero morir...
—¡Bien hecho, chicos! —exclamó Daruu, quien bajó de un salto y avanzó rápidamente hacia el maleante—. Eh, tú, el collar. ¿dónde está?
—E... En mi bolsillo derecho... Por favor, no me matéis, no quiero morir...