7/11/2016, 18:35
La situación, lejos de desarrollarse como el clímax del drama policiaco que la señora esperaba, se limitó a tan solo un momento incomodo para todos los presentes. Una incomodidad, que en el caso de los genin, les rogaba que se fueran y escaparan de la vergüenza ajena que provoca tal comportamiento infantil en un adulto.
—De acuerdo —respondió Kazuma, ante el pedido de sus compañeros—. Por suerte, la ruta para volver será mucho más fácil que la utilizada para llegar. Síganme.
Luego de asegurarse de que no había dejado nada atrás, el Ishimura se puso en marcha a paso rápido. Recordaba las vias señaladas en el mapa: para llegar al punto de encuentro solo necesitaban salir a la calle principal y luego continuar casi en línea recta hacia el oeste, hasta llegar al edificio del kage. Si se daban prisa, no les tomaría más de veinte minutos el completar el recorrido. Aquel era un buen tiempo, considerando que el sol ya había comenzado su descenso en el horizonte y que con ello, Shiori estaría esperando, impaciente y expectante, el que sus subordinados se presentarán a informar del cumplimiento de la misión.
«Ahora que la misión está cercana a su término, es que comienzo sentirme un tanto nervioso», pensó. Le preocupaba cuál sería la impresión de su sensei: «¿habremos hecho todo como se debía? ¿No habremos pasado nada por alto?» Esas y alguna preguntas más lo asaltarían durante el camino, pero sin que su semblante denotara preocupación alguna.
—De acuerdo —respondió Kazuma, ante el pedido de sus compañeros—. Por suerte, la ruta para volver será mucho más fácil que la utilizada para llegar. Síganme.
Luego de asegurarse de que no había dejado nada atrás, el Ishimura se puso en marcha a paso rápido. Recordaba las vias señaladas en el mapa: para llegar al punto de encuentro solo necesitaban salir a la calle principal y luego continuar casi en línea recta hacia el oeste, hasta llegar al edificio del kage. Si se daban prisa, no les tomaría más de veinte minutos el completar el recorrido. Aquel era un buen tiempo, considerando que el sol ya había comenzado su descenso en el horizonte y que con ello, Shiori estaría esperando, impaciente y expectante, el que sus subordinados se presentarán a informar del cumplimiento de la misión.
«Ahora que la misión está cercana a su término, es que comienzo sentirme un tanto nervioso», pensó. Le preocupaba cuál sería la impresión de su sensei: «¿habremos hecho todo como se debía? ¿No habremos pasado nada por alto?» Esas y alguna preguntas más lo asaltarían durante el camino, pero sin que su semblante denotara preocupación alguna.