9/11/2016, 18:52
De nada le sirvió vociferar y gritar improperios, no eran nada más que unos insultos desesperados. Haciendo caso omiso de la vana amenaza, el hombre decidió ayudarle en su descenso a la perdición con una fuerte patada en el abdomen, mas dolorosa que cualquier puñalada que hubiera recibida antes. Cayendo así al abismo, sin tener mayor fuerza para oponerse a ello, frustrado y...
"No..."
¿De verdad ese era el final?, ¿de verdad el segundo fin de sus días sería a manos de unas ratas del desierto?. Tenía los ojos entrecerrados a causa del dolor, pero aún con la vista borrosa pudo ver el rostro de su verdugo alejándose cada vez más y más mientras poco a poco la oscuridad y el viento le iba rodeando. Se negaba a creerlo, simplemente no podía aceptar que las cosas terminaran de esa manera, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.
"No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no... ¡NO!"
Cerró los ojos mientras caía, quiso llorar, no de miedo sino de frustración, pero ninguna lágrima salió. Simplemente, todo se volvió negro.
Cuando abrió los ojos de nuevo no sabía donde estaba, pero una vez más el dolor le invadió, lo cual le hizo dudar que estaba muerto en verdad. El lugar apenas si era alumbrado por unas pequeñas chispas de color verde, y en el suelo había también unos extraños tallados. Estando ahí sin siquiera poder levantarse, la voz del Ishimura llegó a sus oídos inquiriéndole sobre la situación del más allá.
—No jodas— Ni muerto se le iba a quitar el malhumor que había agarrado previamente.
Aquel carácter era una cara que normalmente se mantiene reprimida por la vieja maña de la espada, pero estando sin ella el estrés se acumulaba rápidamente. Intentó darse la vuelta, quedando de cara al piso y luego con los brazos trató de incorporarse para luego sentarse, más la pesadez y la extraña sustancia no le dejaron ponerse de pie. La rabia le hizo querer golpear el suelo con el puño, estaba en un estado de negación que sumado al enojo no le dejaba pensar con claridad.
—Ni de puta broma puedo aceptar esto— No podía, había hecho un juramento que tenía que cumplir —¡AAAHHHHGGGGGGG!— De no ser por la falta de energías ya hubiera armado un destrozo.
"No..."
¿De verdad ese era el final?, ¿de verdad el segundo fin de sus días sería a manos de unas ratas del desierto?. Tenía los ojos entrecerrados a causa del dolor, pero aún con la vista borrosa pudo ver el rostro de su verdugo alejándose cada vez más y más mientras poco a poco la oscuridad y el viento le iba rodeando. Se negaba a creerlo, simplemente no podía aceptar que las cosas terminaran de esa manera, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.
"No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no... ¡NO!"
Cerró los ojos mientras caía, quiso llorar, no de miedo sino de frustración, pero ninguna lágrima salió. Simplemente, todo se volvió negro.
…
Cuando abrió los ojos de nuevo no sabía donde estaba, pero una vez más el dolor le invadió, lo cual le hizo dudar que estaba muerto en verdad. El lugar apenas si era alumbrado por unas pequeñas chispas de color verde, y en el suelo había también unos extraños tallados. Estando ahí sin siquiera poder levantarse, la voz del Ishimura llegó a sus oídos inquiriéndole sobre la situación del más allá.
—No jodas— Ni muerto se le iba a quitar el malhumor que había agarrado previamente.
Aquel carácter era una cara que normalmente se mantiene reprimida por la vieja maña de la espada, pero estando sin ella el estrés se acumulaba rápidamente. Intentó darse la vuelta, quedando de cara al piso y luego con los brazos trató de incorporarse para luego sentarse, más la pesadez y la extraña sustancia no le dejaron ponerse de pie. La rabia le hizo querer golpear el suelo con el puño, estaba en un estado de negación que sumado al enojo no le dejaba pensar con claridad.
—Ni de puta broma puedo aceptar esto— No podía, había hecho un juramento que tenía que cumplir —¡AAAHHHHGGGGGGG!— De no ser por la falta de energías ya hubiera armado un destrozo.