11/11/2016, 01:09
Karamaru se acercó rápidamente al gordo, y durante un instante, dado el humor del shinobi Daruu pensó que iba a hacerle daño. Extendió la mano, pero cuando observó que sólo quería coger el colgante se relajó.
—Decidan ustedes qué hacer con el hombre, la ira me nubla el juicio.
En algo sí había acertado: Karamaru estaba muy, muy enojado con el ladrón. Daruu suspiró, obvió el comentario de que el calvo debía controlar sus emociones —no era quien para decirle a nadie de su mismo rango cómo debía actuar— e hizo un sello de la serpiente. Bajo el suelo surgieron dos piezas de madera con forma de esposas, que apresaron al malhechor. Daruu dio entonces una patada para separar las piezas del suelo y que quedaran en torno a las muñecas del mangante.
—¿Qué deseas hacer, Daruu-san? —dijo Mogura, que se acercaba mientras trataba de arreglarse la nariz con su propio Ninjutsu.
«Ninjutsu médico... ¡Interesante!»
—Podríamos llevarlo con alguno de nuestros superiores. Una medida más inmediata sería llevarlo con Arashikage-sama... seguro que sabe que hacer en estos casos.
Daruu apoyó el peso del cuerpo sobre una pierna, flexionando la rodilla. Giró la cabeza y se rascó la nuca, con los ojos perdidos en una esquina del callejón.
—Mira... Conozco poco a la verdadera Yui, pero si es como nos ha demostrado ser hasta ahora, sería capaz de matarlo directamente. No sabemos por qué ha robado el collar, y desde luego merece castigo, pero yo lo llevaría a un chunin o a un jounin.
»Hagamos una cosa: id a devolverle el collar a la niña, y decidle que considere pedir ayuda económica a la Arashikage. O que se aliste en la Academia, así quizás tendrá mejor porvenir que estar en la calle... En cuanto a mí, llevaré a este tipejo al calabozo y se lo entregaré al primer superior que vea.
Daruu le dio un puntapié al ladrón, quien se levantó, temblando de miedo.
—P... por favor, ayúdame, D...
—¡CÁLLATE! —Le propinó una nueva patada.
»Nos vemos, chicos, ojalá nos encontremos en otro momento más agradable.
Caminaban por los callejones de la aldea, con toda la discrección posible. Él aún estaba maniatado.
—Tío Danko, ¿por qué lo hiciste? Dijiste que no volverías a robar.
—No... no sirvo para nada más, y las deudas me asfixian. ¡Me buscan por todos lados, esos tipos de Shinogi-to...!
Daruu empujó a su tío contra una pared.
—¡Si no fueras a gastarte el poco dinero que te pasa mamá a la cuenta en esa sucia taberna, no tendrías que verlos nunca más! ¡Aquí estás a salvo!
—Pero chico, si no salgo de aquí de vez en cuando... —tragó saliva—. Mira, Amegakure es como una prisión...
—No —cortó Daruu, tajantemente—. La prisión la vas a conocer ahora.
Danko palideció.
—¡No, no puedes, somos familia!
Daruu pensó en la niña. Pensó en toda la gente de la aldea de buena voluntad a la que el canalla de su tío había robado.
—¡Tu padre me habría ayudado!
—Mi padre te ayudó ya varias veces cuando aún estaba vivo, sólo para que faltes a su memoria traicionando la mano que cogiste entonces.
—¡Él no se habría rendido! ¡Toma ejemplo de tus padres!
—Lo haré.
—¿Entonces?
—La manada es mi familia. Es un ejemplo que tomo de mamá.
Empujó al ladrón adentro de los calabozos de Amegakure.
Fin del post
—Decidan ustedes qué hacer con el hombre, la ira me nubla el juicio.
En algo sí había acertado: Karamaru estaba muy, muy enojado con el ladrón. Daruu suspiró, obvió el comentario de que el calvo debía controlar sus emociones —no era quien para decirle a nadie de su mismo rango cómo debía actuar— e hizo un sello de la serpiente. Bajo el suelo surgieron dos piezas de madera con forma de esposas, que apresaron al malhechor. Daruu dio entonces una patada para separar las piezas del suelo y que quedaran en torno a las muñecas del mangante.
—¿Qué deseas hacer, Daruu-san? —dijo Mogura, que se acercaba mientras trataba de arreglarse la nariz con su propio Ninjutsu.
«Ninjutsu médico... ¡Interesante!»
—Podríamos llevarlo con alguno de nuestros superiores. Una medida más inmediata sería llevarlo con Arashikage-sama... seguro que sabe que hacer en estos casos.
Daruu apoyó el peso del cuerpo sobre una pierna, flexionando la rodilla. Giró la cabeza y se rascó la nuca, con los ojos perdidos en una esquina del callejón.
—Mira... Conozco poco a la verdadera Yui, pero si es como nos ha demostrado ser hasta ahora, sería capaz de matarlo directamente. No sabemos por qué ha robado el collar, y desde luego merece castigo, pero yo lo llevaría a un chunin o a un jounin.
»Hagamos una cosa: id a devolverle el collar a la niña, y decidle que considere pedir ayuda económica a la Arashikage. O que se aliste en la Academia, así quizás tendrá mejor porvenir que estar en la calle... En cuanto a mí, llevaré a este tipejo al calabozo y se lo entregaré al primer superior que vea.
Daruu le dio un puntapié al ladrón, quien se levantó, temblando de miedo.
—P... por favor, ayúdame, D...
—¡CÁLLATE! —Le propinó una nueva patada.
»Nos vemos, chicos, ojalá nos encontremos en otro momento más agradable.
···
Caminaban por los callejones de la aldea, con toda la discrección posible. Él aún estaba maniatado.
—Tío Danko, ¿por qué lo hiciste? Dijiste que no volverías a robar.
—No... no sirvo para nada más, y las deudas me asfixian. ¡Me buscan por todos lados, esos tipos de Shinogi-to...!
Daruu empujó a su tío contra una pared.
—¡Si no fueras a gastarte el poco dinero que te pasa mamá a la cuenta en esa sucia taberna, no tendrías que verlos nunca más! ¡Aquí estás a salvo!
—Pero chico, si no salgo de aquí de vez en cuando... —tragó saliva—. Mira, Amegakure es como una prisión...
—No —cortó Daruu, tajantemente—. La prisión la vas a conocer ahora.
Danko palideció.
—¡No, no puedes, somos familia!
Daruu pensó en la niña. Pensó en toda la gente de la aldea de buena voluntad a la que el canalla de su tío había robado.
«Elige una manada. Protege a la manada.»
—¡Tu padre me habría ayudado!
—Mi padre te ayudó ya varias veces cuando aún estaba vivo, sólo para que faltes a su memoria traicionando la mano que cogiste entonces.
—¡Él no se habría rendido! ¡Toma ejemplo de tus padres!
—Lo haré.
—¿Entonces?
—La manada es mi familia. Es un ejemplo que tomo de mamá.
Empujó al ladrón adentro de los calabozos de Amegakure.
Fin del post