16/11/2016, 00:31
Con cierta curiosidad, observo como su compañero rubio llevaba su rodilla a tierra y comenzaba a farfullar una excusa que tenía la finalidad de ablandar una reprimenda que ni siquiera había llegado. «Solo necesita tomar el látigo de Juro y comenzar a autoflagelarse para completar su actuación», pensó, con cierta vergüenza ajena al ver tal comportamiento. Un instante después, el de cabello negro también se hinco para saludar a su superior. Kazuma considero el imitarlos, pero no se sentía cómodo con la idea manifestar tanta sumisión y educación en un momento como aquel. Puede que fuese su gran apego por la informalidad la que le retenía al momento de ejecutar acciones como esas. Al menos, así era en aquel momento.
—Me alegra escuchar que el resultado ha sido satisfactorio —. Después, reparó en los utensilios de limpieza que cada uno portaba — , antes de devolverlos y dar la misión por finalizada, debéis informarme más detalladamente de lo ocurrido, tanto la limpieza como si habéis logrado algo de información. Yo me encargare de dar parte de ello y de recompensaros posteriormente.
Al ser el único que se había quedado de pie, Kazuma considero que lo más apropiado es que fuera él quien presentará el informe.
—La limpieza de las tres casas fue llevada a cabo, sin problemas y con el debido permiso de sus dueños —Lo primero que quería dejar claro es que todo el proceder se hizo con el consentimiento previo de los propietarios—. Esto… —trato de recordar lo otro que necesitaba decir, la mirada pétrea de su sensei al escuchar a alguien le dificultaba el asunto—. Viendo los dibujos, puedo saber que no eran simples grafitis artísticos, sino que tenían toda la intención de burlarse de quienes habitaban en aquellos hogares, pues todos eran simples caricaturas burlonas hechas por la misma persona —continuo con la parte final—. Según la descripción de los testigos, el criminal era alguien bajito y totalmente vestido de negro, y muy posiblemente se trataba de una mujer, según uno de los afectados.
Eso lo resumía casi todo. Guardó silencio unos segundos, contemplando que tan necesario sería el mencionarle a su sensei los problemas que les había causado aquella mujer. Supuso que les reclamaría el hecho de no saber manejar algo tan simple, pero sería peor si trataba de obviarlo y luego se enteraba.
—Hay algo más sensei… —dijo, con voz dudosa—. Se trata de una mujer llamada Megumi, que nos estuvo siguiendo e incordiando durante todo el transcurso de la misión.
»Al principio se acercó con la intención de ayudar, pero era demasiado extraña y excéntrica como para tomarla en serio, a pesar de que aseguraba tener la información concerniente a testigos, nombres, residencias, direcciones y sobre como tratar a los huéspedes de las casas para que nos soltaran información. Tratamos de ignorarla, pero siempre estaba allí donde íbamos con aquel teatro detectivesco… Creo que solo era una fanática de los detectives con demasiado tiempo libre.
»Y eso es todo —dijo, dando por finalizado el informe.
—Me alegra escuchar que el resultado ha sido satisfactorio —. Después, reparó en los utensilios de limpieza que cada uno portaba — , antes de devolverlos y dar la misión por finalizada, debéis informarme más detalladamente de lo ocurrido, tanto la limpieza como si habéis logrado algo de información. Yo me encargare de dar parte de ello y de recompensaros posteriormente.
Al ser el único que se había quedado de pie, Kazuma considero que lo más apropiado es que fuera él quien presentará el informe.
—La limpieza de las tres casas fue llevada a cabo, sin problemas y con el debido permiso de sus dueños —Lo primero que quería dejar claro es que todo el proceder se hizo con el consentimiento previo de los propietarios—. Esto… —trato de recordar lo otro que necesitaba decir, la mirada pétrea de su sensei al escuchar a alguien le dificultaba el asunto—. Viendo los dibujos, puedo saber que no eran simples grafitis artísticos, sino que tenían toda la intención de burlarse de quienes habitaban en aquellos hogares, pues todos eran simples caricaturas burlonas hechas por la misma persona —continuo con la parte final—. Según la descripción de los testigos, el criminal era alguien bajito y totalmente vestido de negro, y muy posiblemente se trataba de una mujer, según uno de los afectados.
Eso lo resumía casi todo. Guardó silencio unos segundos, contemplando que tan necesario sería el mencionarle a su sensei los problemas que les había causado aquella mujer. Supuso que les reclamaría el hecho de no saber manejar algo tan simple, pero sería peor si trataba de obviarlo y luego se enteraba.
—Hay algo más sensei… —dijo, con voz dudosa—. Se trata de una mujer llamada Megumi, que nos estuvo siguiendo e incordiando durante todo el transcurso de la misión.
»Al principio se acercó con la intención de ayudar, pero era demasiado extraña y excéntrica como para tomarla en serio, a pesar de que aseguraba tener la información concerniente a testigos, nombres, residencias, direcciones y sobre como tratar a los huéspedes de las casas para que nos soltaran información. Tratamos de ignorarla, pero siempre estaba allí donde íbamos con aquel teatro detectivesco… Creo que solo era una fanática de los detectives con demasiado tiempo libre.
»Y eso es todo —dijo, dando por finalizado el informe.