24/11/2016, 21:38
Cuando volvió en sí, Datsue miró a izquierda y derecha y parpadeó varias veces, como si no se creyese lo que acababa de sucederle. Por unos minutos, el Uchiha se había visto transportado a otra dimensión, como una especie de Genjutsu que le había mostrado una enigmática escena. Entonces su mirada bajó hasta el porro que mantenía en la mano, ya consumido hasta el filtro, y una parte de su cerebro —la pequeña parte que se había despertado ya de aquel trance—, le recriminó por haber caído dos veces en la misma trampa.
En la trampa de la droga.
Los ojos del anciano, sin embargo, le decían que aquello no había sido una simple alucinación. Aquello había sido algo más… real. Trató de recordar lo que segundos antes había logrado vislumbrar gracias a los efectos narcóticos. El cántico, el niño, la sangre… Los ojos del mismo color que su Sharingan… y la pregunta. Una pregunta que recordaba como un sueño lejano. Sabía que se la habían formulado, pero no era capaz de materializarla en algo concreto.
—¿Quién era ese niño? —preguntó de pronto, con voz ronca. Tenía la intuición de que aquella alucinación no había sido casualidad. De que, incluso, había sido una especie de Genjutsu realizado por el propio Iwata—. ¿Era usted? ¿Alguien que vivió en la Finca Makoto, quizá? —preguntaba Datsue, con la esperanza de que el anciano al menos le respondiese afirmando o negando con la cabeza—. Era como… un ritual. Un ritual que tiene que ver con la Finca Makoto, ¿me equivoco?
Por primera vez en todo el día, Datsue ansiaba respuestas más que el propio dinero que podría sacar de todo aquello. Todo era tan extraño, tan surrealista, que su mente no podía aceptar marcharse de allí sin respuestas…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado