1/12/2016, 07:25
—A la próxima piensa antes de acusar a nadie. —Soltaría con desprecio el hombre antes de volver a sentarse y deleitarse con la imagen de la rubia retirándose del local. Total, ya había quedado en claro que a él poco le importaba que le mirasen.
La kunoichi estaba más que convencida de que lo mejor sería retirarse de la escena, desaparecer así como había llegado y pedir en la posada que le subieran algo de comida donde tendría algo de intimidad y nadie podría molestarla a excepción de algún empleado del lugar. Además, podría desentenderse de absolutamente cualquier cosa que pudiera llegar a ocurrir entre Mogura y el grandote o librarse de una vez por todas de ese recurrente samurái que volvía a encontrarse justo cuando estaba a unos dos pasos del umbral de la puerta.
—Oh… ¡Qué bien! Una mesa libre. Soltaría el hombre claramente feliz al ver la mesa donde supuestamente tanto Noemi como Mogura comerían pero al final ambos decidieron desistir de la idea.
¿Qué hizo Noemi? Nada, sencillamente se hizo a un lado para permitir el paso y si lo veía posible sencillamente se retiraría en absoluto silencio como si no le reconociera de nada, era la mejor vía de acción según su criterio actual que estaba bastante alterado a estas alturas. ~Que no vuelva a molestarme y se quede tomando su jodido alcohol. ~Pensaba la kunoichi mientras llevaba a cabo su plan, pasando en absoluto silencio justo detrás del teórico samurái.
Lo que ella desconocía era que el de cabellos azabache le estaba siguiendo, que incluso se había tomado la molestia de desistir a toda idea de comer allí e incluso cedió la mesa al no tan agradable nuevo cliente. Pero qué más daba, con un poco de suerte nada ni nadie culparían a la Senju que no había hecho más que entrar inocentemente a pedir algo para comer. Y ni eso consiguió.
La kunoichi estaba más que convencida de que lo mejor sería retirarse de la escena, desaparecer así como había llegado y pedir en la posada que le subieran algo de comida donde tendría algo de intimidad y nadie podría molestarla a excepción de algún empleado del lugar. Además, podría desentenderse de absolutamente cualquier cosa que pudiera llegar a ocurrir entre Mogura y el grandote o librarse de una vez por todas de ese recurrente samurái que volvía a encontrarse justo cuando estaba a unos dos pasos del umbral de la puerta.
—Oh… ¡Qué bien! Una mesa libre. Soltaría el hombre claramente feliz al ver la mesa donde supuestamente tanto Noemi como Mogura comerían pero al final ambos decidieron desistir de la idea.
¿Qué hizo Noemi? Nada, sencillamente se hizo a un lado para permitir el paso y si lo veía posible sencillamente se retiraría en absoluto silencio como si no le reconociera de nada, era la mejor vía de acción según su criterio actual que estaba bastante alterado a estas alturas. ~Que no vuelva a molestarme y se quede tomando su jodido alcohol. ~Pensaba la kunoichi mientras llevaba a cabo su plan, pasando en absoluto silencio justo detrás del teórico samurái.
Lo que ella desconocía era que el de cabellos azabache le estaba siguiendo, que incluso se había tomado la molestia de desistir a toda idea de comer allí e incluso cedió la mesa al no tan agradable nuevo cliente. Pero qué más daba, con un poco de suerte nada ni nadie culparían a la Senju que no había hecho más que entrar inocentemente a pedir algo para comer. Y ni eso consiguió.