4/12/2016, 19:27
A pesar de haber compartido un pensamiento que le era muy personal y sin duda alguna le llenaba su espiritu, el monje parecía no haber empatisado tanto. El silencio se adueñaria de la escena, el silencio de Amegakure claro. Nada salvo los pasos de los genin y la lluvia se escucharían haciendo que el ambiente se sintiese un poco tenso.
¿Habré dicho algo fuera de lugar?
Pensaba Mogura, a lo mejor había tenido demasiada consideración con el monje y habría hablado de más o quizás realmente no quería ver a la Arashikage Amekoro. Sin embargo prontamente se daría cuenta de que su error había estado en unas palabras que había dicho casi al comienzo.
"¿Acaso desconfías de los shinobi y kunoichi de tu propia aldea?"
Serias y directas fueron las palabras del cenobita, quien además se habría parado en seco deteniendo la caminata. El joven médico imitaría el gesto frenando sus pasos y mirándolo directamente a los ojos.
No tengo razón alguna para desconfiar de mis compatriotas...
Comenzó a decir el muchacho de cabello azabache.
Mi maestro y único pariente vivo fue un shinobi de Amegakure; la persona con la que disfruto compartir y entrenar es una gran kunoichi también...
Sus palabras para nada sonaban amenazantes, de hecho se mostraba bastante tranquilo a pesar de la contundente actitud que había plantado Karamaru.
¿He dicho algo fuera de lugar, Habiki-san?
Consultó finalmente el chico de ojos cafés, habiendo contestado la pregunta deseaba que ahora le contestasen la suya.
¿Habré dicho algo fuera de lugar?
Pensaba Mogura, a lo mejor había tenido demasiada consideración con el monje y habría hablado de más o quizás realmente no quería ver a la Arashikage Amekoro. Sin embargo prontamente se daría cuenta de que su error había estado en unas palabras que había dicho casi al comienzo.
"¿Acaso desconfías de los shinobi y kunoichi de tu propia aldea?"
Serias y directas fueron las palabras del cenobita, quien además se habría parado en seco deteniendo la caminata. El joven médico imitaría el gesto frenando sus pasos y mirándolo directamente a los ojos.
No tengo razón alguna para desconfiar de mis compatriotas...
Comenzó a decir el muchacho de cabello azabache.
Mi maestro y único pariente vivo fue un shinobi de Amegakure; la persona con la que disfruto compartir y entrenar es una gran kunoichi también...
Sus palabras para nada sonaban amenazantes, de hecho se mostraba bastante tranquilo a pesar de la contundente actitud que había plantado Karamaru.
¿He dicho algo fuera de lugar, Habiki-san?
Consultó finalmente el chico de ojos cafés, habiendo contestado la pregunta deseaba que ahora le contestasen la suya.