11/12/2016, 03:04
- No pasa nada, mantén los ojos cerrados hasta que ellos mismos sean capaces de echar toda la arena.
Escuchó la voz de Eri mientras también ella le ayudaba a incorporarse. Ya era recortito de por si en algunos de sus sentidos como para ahora perder la vista y no enterarse de nada de lo que estaba pasando. Mientras tanto escuchó la voz del primer chico, el que perseguía a Nabi antes del tsunami de arena, el cual presuponía había parado también de correr y estaban frente de él haciendo una especie de súplica o imploración a Eri, como si de un juicio final se tratase:
- Perdóneme usted la vida, oh, Eri-kami. No sabía de su condición de divinidad, solo soy un pobre mortal que espera vivir lo suficiente para jubilarse. Oh, Eri-kami-sama. ¡Adorada sea Eri-kami-sama! ¡Que es capaz de curar la ceguera!
Eso o talvez había emergido una virgen al remover toda la arena y estaban todos montando una misa, total no veía nada. Finalmente Kaiten se sacudió sus manos una vez se mantuvo medio erguido sobre su trasero para poder quitar la arena de sus ojos con ellas. Lagrimosos, los ojos se abrieron al fin y se puso sus gafas para evitar más lágrimas por la brisa marina o quién sabe si más explosiones areniscas.
“Ui, que muchacho más raro…" Pensó contemplando al del látigo.
- ¿Juro? ¿Qué haces aquí? – Finalmente Eri reveló el nombre del susodicho a quien parecía conocer.
- ¿Cómo que qué hago aquí? ¡He visto la LatigoSeñal en el cielo! ¡LatigoMan no puede ignorar la LatigoSeñal! ¿Qué problema tenéis, pobres ciudadanos de a pie?
- ¿Eing? – No se le ocurrió a Kaiten decir otra cosa de lo perdido que estaba. - ¿Te llamas Juro de verdad o es cachondeo?
“¿Y Nabi? Y ese de rodillas implorando piedad. Y este figurín con el látigo que no había visto en su vida.” Intentó pensar algo lógico, pero no era muy bueno en sacar conclusiones, mejor preguntar.
- ¡Shhh, Eri! – Dijo susurrando lo mas cerca que pudo mientras se ponía de pie. – No entiendo nada, así que tú me dices si salimos por patas o nos quedamos a que se nos pegue la locura de estos dos.
Escuchó la voz de Eri mientras también ella le ayudaba a incorporarse. Ya era recortito de por si en algunos de sus sentidos como para ahora perder la vista y no enterarse de nada de lo que estaba pasando. Mientras tanto escuchó la voz del primer chico, el que perseguía a Nabi antes del tsunami de arena, el cual presuponía había parado también de correr y estaban frente de él haciendo una especie de súplica o imploración a Eri, como si de un juicio final se tratase:
- Perdóneme usted la vida, oh, Eri-kami. No sabía de su condición de divinidad, solo soy un pobre mortal que espera vivir lo suficiente para jubilarse. Oh, Eri-kami-sama. ¡Adorada sea Eri-kami-sama! ¡Que es capaz de curar la ceguera!
Eso o talvez había emergido una virgen al remover toda la arena y estaban todos montando una misa, total no veía nada. Finalmente Kaiten se sacudió sus manos una vez se mantuvo medio erguido sobre su trasero para poder quitar la arena de sus ojos con ellas. Lagrimosos, los ojos se abrieron al fin y se puso sus gafas para evitar más lágrimas por la brisa marina o quién sabe si más explosiones areniscas.
“Ui, que muchacho más raro…" Pensó contemplando al del látigo.
- ¿Juro? ¿Qué haces aquí? – Finalmente Eri reveló el nombre del susodicho a quien parecía conocer.
- ¿Cómo que qué hago aquí? ¡He visto la LatigoSeñal en el cielo! ¡LatigoMan no puede ignorar la LatigoSeñal! ¿Qué problema tenéis, pobres ciudadanos de a pie?
- ¿Eing? – No se le ocurrió a Kaiten decir otra cosa de lo perdido que estaba. - ¿Te llamas Juro de verdad o es cachondeo?
“¿Y Nabi? Y ese de rodillas implorando piedad. Y este figurín con el látigo que no había visto en su vida.” Intentó pensar algo lógico, pero no era muy bueno en sacar conclusiones, mejor preguntar.
- ¡Shhh, Eri! – Dijo susurrando lo mas cerca que pudo mientras se ponía de pie. – No entiendo nada, así que tú me dices si salimos por patas o nos quedamos a que se nos pegue la locura de estos dos.