26/12/2016, 02:44
Al momento de entregarle el ramo de flores a la chica, ésta acarició los cabellos del pelinegro, acción que hizo que el rostro del Aburame se colorase mientras sentía aquella fricción, no sé sentía incómodo, pero sí un poco raro. Repentinamente Yuriko concordó que beber un poco de agua sería lo ideal y el pelinegro se dispondría a caminar cuando la kunoichi mencionó que tenía algo para él, motivo por el cual se detuvo curioso de qué podría ser, sus ojos se posaron con atención en los movimientos de la mano de la femenina, después de unos escasos segundos vio como sacaba un emparedado de su bolso de tela quedó atónito, pocas veces le regalaban cosas y en sus recuerdos eran incontables las veces que tuvo que robar un poco de comida .-¿Pa mí?- Preguntó, se podría ver cierto brillo en sus ojos como sí le hubiesen hecho un gran regalo.
Tomo el sándwich con ambas manos y lo contempló por unos instante antes de darle un gran mordisco, con todo y servilleta, sin embargo, algunas palabras que escuchó no le parecieron del todo las más apropiadas y al terminar de masticar y tragar dijo.-Tengo jaños komiemdo onjos, no zon maloz.- Explicó y le volvió a dar otro mordisco al emparedado, el cual degustaba lentamente, por un momento recordó el tipo de alimentos que su madre le solía cocinar; sin embargo, no podría olvidar lo difícil que había sido su vida en el bosque, pero de ella habían aprendido mucho.
-¿Kierz?- Preguntó y extendió lo que quedaba del emparedado, que en ese momento era la mitad, en varias ocasiones había compartido la comida con varios animales, compartirla con alguien más no le molestaba en lo absoluto y sobre todo con alguien que se la había dado. Sí por alguna razón la chica denegase su propuesta terminaría devorando el resto del pan en unos pocos bocados.
Sonrió nuevamente y le vio.-Eztava riko, bamoz por el ajua.- Señalo con su índice derecho el camino más cercano hacia una vena de agua a la cual solía ir, sin embargo, la dirección mostraba que sería más al interior del bosque y de por sí la noche se estaba haciendo notar.
Tomo el sándwich con ambas manos y lo contempló por unos instante antes de darle un gran mordisco, con todo y servilleta, sin embargo, algunas palabras que escuchó no le parecieron del todo las más apropiadas y al terminar de masticar y tragar dijo.-Tengo jaños komiemdo onjos, no zon maloz.- Explicó y le volvió a dar otro mordisco al emparedado, el cual degustaba lentamente, por un momento recordó el tipo de alimentos que su madre le solía cocinar; sin embargo, no podría olvidar lo difícil que había sido su vida en el bosque, pero de ella habían aprendido mucho.
-¿Kierz?- Preguntó y extendió lo que quedaba del emparedado, que en ese momento era la mitad, en varias ocasiones había compartido la comida con varios animales, compartirla con alguien más no le molestaba en lo absoluto y sobre todo con alguien que se la había dado. Sí por alguna razón la chica denegase su propuesta terminaría devorando el resto del pan en unos pocos bocados.
Sonrió nuevamente y le vio.-Eztava riko, bamoz por el ajua.- Señalo con su índice derecho el camino más cercano hacia una vena de agua a la cual solía ir, sin embargo, la dirección mostraba que sería más al interior del bosque y de por sí la noche se estaba haciendo notar.