27/12/2016, 18:18
- Si, es para ti - Sonrió ella mientras observaba curiosa sus reacciones - Espero te guste -
Lo contemplo mientras comía, había una enorme sonrisa en su rostro y es que, le hacía feliz ver felices a otros. Aunque en más de una ocasión tuvo el impulso de detenerlo y pedirle que retirara la servilleta, con la cual se encontraba envuelto el trozo de pan "Ah...se ve tan feliz, mejor lo dejo comer en paz" sin embargo, siempre que tenía la intención de detenerlo aquel pensamiento inundaba su mente y se contenía. Una gotita de sudor rodó por su cien y solo pudo suspirar con resignación.
Entiendo, entiendo... -sonrió resignada mientras intentaba dar una respuesta al comentario del chico- supongo que las setas no son tan malas pero... - Le vio detenidamente y otro suspiro escapo de sus labios, discutir sobre que tan buenos o malos resultaban ser aquellos hongos que crecían a sus pies seria inútil, así que decidió dejar el tema hasta ahí.
Las palabras que escucho a continuación, por parte del menor, le hicieron negar suavemente con la cabeza - No te preocupes - sonrió de forma dulce posando de nuevo su mano libre sobre la cabeza del niño - Es tuyo, disfrútalo - le comento la jovencita mientras le animaba a seguir comiendo el aperitivo que tenía en manos. Yuriko le dio un vistazo a su alrededor pareciendo entonces darse cuenta, al fin, de que comenzaba a hacerse tarde. Levanto la vista y se quedó así por largos minutos, contemplando las copas de los árboles y hubiera seguido de esa forma si la vocecilla del más pequeño no la hubiera interrumpido - me alegra que haya gustado, la oferta de traerte comida sigue en pie~ -canturreo la kunoichi antes de dar un par de pasos en la dirección que Hao acababa de señalar.
"Pronto estará completamente oscuro" comento para sus adentros, caminando despacio hacia el pequeño riachuelo que corría no muy lejos de allí. Muy de vez en cuando, mientras sus pies se deslizaban suavemente entre la hierba que cubría el suelo, sus orbes se desviaban del camino y se posaban sobre la pequeña figura de su acompañante ¿por cuánto tiempo había estado viviendo ahí? ¿Tendría padres, familia a la que acudir? Esas y muchas otras preguntas se paseaban por su mente, angustiándola un poco - Hao... - jugueteo un poco con las flores que sostenía - ¿Tu...vives solo aquí, no hay alguien más? - pregunto con cierto recelo, temiendo ser imprudente.
Lo contemplo mientras comía, había una enorme sonrisa en su rostro y es que, le hacía feliz ver felices a otros. Aunque en más de una ocasión tuvo el impulso de detenerlo y pedirle que retirara la servilleta, con la cual se encontraba envuelto el trozo de pan "Ah...se ve tan feliz, mejor lo dejo comer en paz" sin embargo, siempre que tenía la intención de detenerlo aquel pensamiento inundaba su mente y se contenía. Una gotita de sudor rodó por su cien y solo pudo suspirar con resignación.
Entiendo, entiendo... -sonrió resignada mientras intentaba dar una respuesta al comentario del chico- supongo que las setas no son tan malas pero... - Le vio detenidamente y otro suspiro escapo de sus labios, discutir sobre que tan buenos o malos resultaban ser aquellos hongos que crecían a sus pies seria inútil, así que decidió dejar el tema hasta ahí.
Las palabras que escucho a continuación, por parte del menor, le hicieron negar suavemente con la cabeza - No te preocupes - sonrió de forma dulce posando de nuevo su mano libre sobre la cabeza del niño - Es tuyo, disfrútalo - le comento la jovencita mientras le animaba a seguir comiendo el aperitivo que tenía en manos. Yuriko le dio un vistazo a su alrededor pareciendo entonces darse cuenta, al fin, de que comenzaba a hacerse tarde. Levanto la vista y se quedó así por largos minutos, contemplando las copas de los árboles y hubiera seguido de esa forma si la vocecilla del más pequeño no la hubiera interrumpido - me alegra que haya gustado, la oferta de traerte comida sigue en pie~ -canturreo la kunoichi antes de dar un par de pasos en la dirección que Hao acababa de señalar.
"Pronto estará completamente oscuro" comento para sus adentros, caminando despacio hacia el pequeño riachuelo que corría no muy lejos de allí. Muy de vez en cuando, mientras sus pies se deslizaban suavemente entre la hierba que cubría el suelo, sus orbes se desviaban del camino y se posaban sobre la pequeña figura de su acompañante ¿por cuánto tiempo había estado viviendo ahí? ¿Tendría padres, familia a la que acudir? Esas y muchas otras preguntas se paseaban por su mente, angustiándola un poco - Hao... - jugueteo un poco con las flores que sostenía - ¿Tu...vives solo aquí, no hay alguien más? - pregunto con cierto recelo, temiendo ser imprudente.