6/06/2015, 15:33
El chico de cabellera violácea no parecía siquiera prestar atención a lo que el rubio le decía, y para rematar, asaltó a éste con un insulto de gratis. Era el colmo de los colmos. Al Yotsuki no le agradaba para nada golpear a alguien de Kusa, pero éste chico en concreto había comprado absolutamente todas las papeletas de la rifa. Ni a propósito lo hubiese hecho peor.
— Quizás yo soy un "buscapléitos imbécil", pero eso siempre será mejor que un arrogante hijo de un traidor... lo mínimo que te podrías buscar es un poco de modestia, señor chulo-playa. — Contestó con desdén.
Si él se ponía en esas, solo podía estar buscando una cosa, un buen puñetazo. No sería el rubio quien se lo diese, si no la misma vida. No se puede ir con esa chulería por ahí, y menos teniendo una mala fama como la que él tenía. Cosas peores se ven todos los días, pero rechazar a la sociedad, siendo ya un marginal... eso es de locos e incautos.
Sin mas, el rubio se dejó caer aún mas sobre la silla, y colocó una pierna sobre la otra, entrecruzándola a la altura del tobillo con la otra rodilla. Dejó caer un suspiro, y observó como su antagonista pretendía irse del sitio. Para nada le asombraba, de hecho, era lo mas acorde que podía hacer en ésta situación, irse a su casa.
— Haces bien. — Le aclaró el Yotsuki.
Teniendo a su problema alejándose quizás, el rubio tomó otra brocheta de su plato, y le propinó un fuerte bocado a la carne. De un jalón sacó la pieza de carne pinchada, y comenzó a mascar mientras observaba aún con recelo al hijo del traidor. Era increíble, y esperaba no tener que volvérselo a encontrar... aunque eso era difícil en una urbe tan pequeña como era Kusa. Lástima...
— Quizás yo soy un "buscapléitos imbécil", pero eso siempre será mejor que un arrogante hijo de un traidor... lo mínimo que te podrías buscar es un poco de modestia, señor chulo-playa. — Contestó con desdén.
Si él se ponía en esas, solo podía estar buscando una cosa, un buen puñetazo. No sería el rubio quien se lo diese, si no la misma vida. No se puede ir con esa chulería por ahí, y menos teniendo una mala fama como la que él tenía. Cosas peores se ven todos los días, pero rechazar a la sociedad, siendo ya un marginal... eso es de locos e incautos.
Sin mas, el rubio se dejó caer aún mas sobre la silla, y colocó una pierna sobre la otra, entrecruzándola a la altura del tobillo con la otra rodilla. Dejó caer un suspiro, y observó como su antagonista pretendía irse del sitio. Para nada le asombraba, de hecho, era lo mas acorde que podía hacer en ésta situación, irse a su casa.
— Haces bien. — Le aclaró el Yotsuki.
Teniendo a su problema alejándose quizás, el rubio tomó otra brocheta de su plato, y le propinó un fuerte bocado a la carne. De un jalón sacó la pieza de carne pinchada, y comenzó a mascar mientras observaba aún con recelo al hijo del traidor. Era increíble, y esperaba no tener que volvérselo a encontrar... aunque eso era difícil en una urbe tan pequeña como era Kusa. Lástima...