15/01/2017, 00:29
—¿Por el orfanato? — Dijo con un deje de pereza,— ¿El orfanato queda al otro lado de la ciudad, nos tomaría lo suyo llegar hasta allá— Dijo, acicalándose una vez más antes de encaminarse a salir, dejando su taza de té ahí en la mesa, le daba bastante igual si la lavaba o no.
Haze se encamino hacia la puerta y espero a que kei pasara para cerrar y encaminarse hacia la portería, vivir en el cuarto piso de un conjunto residencial donde el elevador siempre se dañaba los había dotado de batatas fuertes, tantas escaleras que bajar y subir para llegar casa se habían vuelto el pan de cada día.
— ¿Para cuándo arreglaran el elevador? — Dijo mientras bajaba ya la segunda planta tras su hermano, otro de los problemas de arquitectura del sitio era que las puertas habrían hacia afuera lo cual hacia que los transeúntes de las escaleras estuvieran más atentos cuando suben y bajan.
Pero aquel no fue el caso de haze, casi al bajar la segunda planta iba concentrado en sus haberes mentales, cuando una de las puertas que daba justo a la escalera se abrió de golpe, dándole de lleno en la cara, el sonido resonó en aquel pasillo dejando al joven Hyuga tirado en el suelo tras la puerta—Oii…¡AUUUUU! — Dijo llevándose la mano al rostro, una marca roja le había quedado marcada en el rostro.
A lo que una de sus tantas vecinas Sarutobi Kyubei, se asomaba tras la misma con las mejillas encendidas en un color rojo.
Haze se encamino hacia la puerta y espero a que kei pasara para cerrar y encaminarse hacia la portería, vivir en el cuarto piso de un conjunto residencial donde el elevador siempre se dañaba los había dotado de batatas fuertes, tantas escaleras que bajar y subir para llegar casa se habían vuelto el pan de cada día.
— ¿Para cuándo arreglaran el elevador? — Dijo mientras bajaba ya la segunda planta tras su hermano, otro de los problemas de arquitectura del sitio era que las puertas habrían hacia afuera lo cual hacia que los transeúntes de las escaleras estuvieran más atentos cuando suben y bajan.
Pero aquel no fue el caso de haze, casi al bajar la segunda planta iba concentrado en sus haberes mentales, cuando una de las puertas que daba justo a la escalera se abrió de golpe, dándole de lleno en la cara, el sonido resonó en aquel pasillo dejando al joven Hyuga tirado en el suelo tras la puerta—Oii…¡AUUUUU! — Dijo llevándose la mano al rostro, una marca roja le había quedado marcada en el rostro.
A lo que una de sus tantas vecinas Sarutobi Kyubei, se asomaba tras la misma con las mejillas encendidas en un color rojo.