18/01/2017, 22:47
Anda tu por donde, si hay otro chaval... Pensaba alegre mientras me dispuse a acercarme a lo que ahora eran dos muchachos, arrastrando el tronco que tenía atado a la cintura con aquella burda cuerda. El tronco quedó anclado al suelo, dejando una tímida zanja conforme avanzaba hasta ellos.
Venga tronco, no seas tímido...
Con claros síntomas de cansancio, jadeaba y hacía esfuerzos por retirar el sudor de mi frente. Llevaba días realizando aquel absurdo entrenamiento, que a quien le explicara en que consistía se llevarían las manos a la cabeza por tremenda animalada. Las piernas me dolían como nunca antes en mi vida me habían dolido, era tremendo aquello, tanto que se podía ver a simple vista como me temblaban, y sabía que si me enfriaba no podría volver a caminar en días por las agujetas y el dolor muscular.
¿Que harán estos chavales por aquí?¿Se habrán perdido? que pringaos...he he...
Conforme ya estuve cerca de esos muchachos, no pude evitar fijarme en ellos. Se veían buena gente, raros, pero buena gente.
Parece que rondan mi edad...
Uno de ellos era un tirillas de piel super clara, pelo oscuro con ojos castaños, se le veía bastante inseguro. El otro era otro tirillas rubiales de ojos marrones, pero tenía un peinado con el que me sentía muy reflejado. Se notaba que ricitos de oro tenía un gusto exquisito para peinarse.
Se nota que sabe de peinados al igual que yo hehehe
Pero había algo más en el rubio, portaba una bandana como yo, en el cuello. Pero era de otra villa, la villa de la Espiral...además no se que clase de porquería estaba comiendo de color rosado. Pero no me extrañó con ese débil cuerpo, de nada bueno se podía tratar.
A saber la clase de porquería que deber ser esa cosa de color cursi...
Pero no tenía intención de convencer a un shinobi de otra villa sobre lo bueno de tener buenos hábitos al comer, me daba igual que se auto destruyera a base de comer mierda. Cada uno es libre de morir como desee...
-Hola... muchachos..., ¿Que?... ¿Os habéis perdido? Pregunté tratando de romper el hielo, pues normalmente, la gente solía asustarse de mí... Entre jadeos de cansancio, me senté sobre mi tronco. Que por cierto, me di cuenta que era la mar de cómodo para usar de banco portátil.
Joder tronqui, solo me das amor...y un huevo de astillas...mamón...
Quedé a la espera de respuesta por parte de los muchachos, mientras me frotaba mis doloridas piernas.
Venga tronco, no seas tímido...
Con claros síntomas de cansancio, jadeaba y hacía esfuerzos por retirar el sudor de mi frente. Llevaba días realizando aquel absurdo entrenamiento, que a quien le explicara en que consistía se llevarían las manos a la cabeza por tremenda animalada. Las piernas me dolían como nunca antes en mi vida me habían dolido, era tremendo aquello, tanto que se podía ver a simple vista como me temblaban, y sabía que si me enfriaba no podría volver a caminar en días por las agujetas y el dolor muscular.
¿Que harán estos chavales por aquí?¿Se habrán perdido? que pringaos...he he...
Conforme ya estuve cerca de esos muchachos, no pude evitar fijarme en ellos. Se veían buena gente, raros, pero buena gente.
Parece que rondan mi edad...
Uno de ellos era un tirillas de piel super clara, pelo oscuro con ojos castaños, se le veía bastante inseguro. El otro era otro tirillas rubiales de ojos marrones, pero tenía un peinado con el que me sentía muy reflejado. Se notaba que ricitos de oro tenía un gusto exquisito para peinarse.
Se nota que sabe de peinados al igual que yo hehehe
Pero había algo más en el rubio, portaba una bandana como yo, en el cuello. Pero era de otra villa, la villa de la Espiral...además no se que clase de porquería estaba comiendo de color rosado. Pero no me extrañó con ese débil cuerpo, de nada bueno se podía tratar.
A saber la clase de porquería que deber ser esa cosa de color cursi...
Pero no tenía intención de convencer a un shinobi de otra villa sobre lo bueno de tener buenos hábitos al comer, me daba igual que se auto destruyera a base de comer mierda. Cada uno es libre de morir como desee...
-Hola... muchachos..., ¿Que?... ¿Os habéis perdido? Pregunté tratando de romper el hielo, pues normalmente, la gente solía asustarse de mí... Entre jadeos de cansancio, me senté sobre mi tronco. Que por cierto, me di cuenta que era la mar de cómodo para usar de banco portátil.
Joder tronqui, solo me das amor...y un huevo de astillas...mamón...
Quedé a la espera de respuesta por parte de los muchachos, mientras me frotaba mis doloridas piernas.