22/01/2017, 03:10
«Se abrieron las puntas… »Se lamentaba la chica mientras jugaba con un par de mechones de su cabello. «Ese tipo… Le dije que no use la navaja. »Pensó recordando el último corte de cabello y al tipo que no siguió las indicaciones que ella misma le había dado.
Pero todos sus pensamientos se verían despejados en cuanto pudo ver al hombre que la había atendido regresar y con buen semblante, por lo que la rubia se le acercó con cierta ilusión que se acentuaría más en cuanto escuchó las palabras de su superior.
—¡Muchas gracias! —Exclamaría alegremente en conjunto con una notoria reverencia ante aquel hombre y justo después de ello se encaminó al despacho de la Uzukage.
No recordaba cuándo había sido la última vez que había visto a la mujer, pero seguramente no habría sido tanto, puede que durante la ceremonia de graduación o algo similar aunque lo cierto era que no había interactuado directamente con ella y a solas por lo que algo nerviosa seguramente se mostraría al llegar a la puerta.
«Vamos mujer, solo viniste a pedir una misión. »Se decía a sí misma para alentarse a cruzar la puerta. Tras tragar saliva, decidió llamar a la puerta con unos golpes no muy exagerados y luego de unos segundos abrió lentamente la puerta para asomar la cabeza.
—Permiso… —Dijo algo tímida mientras entraba a la habitación rogando a los dioses que el recepcionista no le haya mentido. Una vez dentro cerró la puerta y se acercó un poco al escritorio, aunque a una distancia prudencial desde la cual saludaría con una reverencia. —Buenos días Uzukage-sama. —Luego de saludar Noemi hizo un momento de silencio para enderezarse completamente y luego proseguir. —Lamento importunarla, pero deseo solicitar una misión. —Concluyó esbozando una tímida sonrisa, no se comparaba con la que había mostrado momentos atrás en la recepción seguramente porque allí abajo no estaba tan nerviosa como ahora frente a Shiona.
«No te va a matar por pedir una maldita misión, además que es bueno para la aldea que los recién graduados también tomemos misiones. »Pero ni así lograba aliviar el nerviosismo que sentía.
Pero todos sus pensamientos se verían despejados en cuanto pudo ver al hombre que la había atendido regresar y con buen semblante, por lo que la rubia se le acercó con cierta ilusión que se acentuaría más en cuanto escuchó las palabras de su superior.
—¡Muchas gracias! —Exclamaría alegremente en conjunto con una notoria reverencia ante aquel hombre y justo después de ello se encaminó al despacho de la Uzukage.
No recordaba cuándo había sido la última vez que había visto a la mujer, pero seguramente no habría sido tanto, puede que durante la ceremonia de graduación o algo similar aunque lo cierto era que no había interactuado directamente con ella y a solas por lo que algo nerviosa seguramente se mostraría al llegar a la puerta.
«Vamos mujer, solo viniste a pedir una misión. »Se decía a sí misma para alentarse a cruzar la puerta. Tras tragar saliva, decidió llamar a la puerta con unos golpes no muy exagerados y luego de unos segundos abrió lentamente la puerta para asomar la cabeza.
—Permiso… —Dijo algo tímida mientras entraba a la habitación rogando a los dioses que el recepcionista no le haya mentido. Una vez dentro cerró la puerta y se acercó un poco al escritorio, aunque a una distancia prudencial desde la cual saludaría con una reverencia. —Buenos días Uzukage-sama. —Luego de saludar Noemi hizo un momento de silencio para enderezarse completamente y luego proseguir. —Lamento importunarla, pero deseo solicitar una misión. —Concluyó esbozando una tímida sonrisa, no se comparaba con la que había mostrado momentos atrás en la recepción seguramente porque allí abajo no estaba tan nerviosa como ahora frente a Shiona.
«No te va a matar por pedir una maldita misión, además que es bueno para la aldea que los recién graduados también tomemos misiones. »Pero ni así lograba aliviar el nerviosismo que sentía.