23/01/2017, 20:14
(Última modificación: 29/07/2017, 01:48 por Amedama Daruu.)
«¿"Oi oi, oi oi, oi oi"; pero qué diantre le pasa a este tío en la boca? ¿Tendrá algún tipo de problema?»
—No soy el primo de nadie, la verdad, eres el único Hyuuga que conozco en esta aldea hasta ahora. Te puedes ahorrar lo de "deberías salir un poco", te he oído. Y además cuidar esa afilada lengua con las mujeres, pareces un acosador.
«Y me parece muy raro que seas hermano de este otro.»
A Daruu no le había caído muy en gracia aquél nuevo conocido. Y tal y como iba avanzando la conversación iba empeorando. Llegaron las presentaciones, y...
Me gustaría conocer un poco más a mi primo, mira que estos ojazos no los tiene todo el mundo...
El muchacho se cruzó de brazos, clavó la vista al suelo y suspiró.
—Mira, me temo que a mi no me gustaría conocerte más, y menos si no dejas eso de decir que soy primo tuyo. Muchas gracias.
Se dio la vuelta.
—Ayame, ya te daré a probar una de mis pizzas, ya verás como te gustan. Yo me temo que no puedo estar más tiempo aquí.
Giró la esquina y desapareció del lugar. Al menos aparentemente. No se fiaba de Hazegawa, y menos de dejar a Ayame a solas con ese tipejo asqueroso. De modo que activó su Byakugan, se alejó un par de calles y se refugió en un callejón, donde seguiría observando al trío un rato más.
—No soy el primo de nadie, la verdad, eres el único Hyuuga que conozco en esta aldea hasta ahora. Te puedes ahorrar lo de "deberías salir un poco", te he oído. Y además cuidar esa afilada lengua con las mujeres, pareces un acosador.
«Y me parece muy raro que seas hermano de este otro.»
A Daruu no le había caído muy en gracia aquél nuevo conocido. Y tal y como iba avanzando la conversación iba empeorando. Llegaron las presentaciones, y...
Me gustaría conocer un poco más a mi primo, mira que estos ojazos no los tiene todo el mundo...
El muchacho se cruzó de brazos, clavó la vista al suelo y suspiró.
—Mira, me temo que a mi no me gustaría conocerte más, y menos si no dejas eso de decir que soy primo tuyo. Muchas gracias.
Se dio la vuelta.
—Ayame, ya te daré a probar una de mis pizzas, ya verás como te gustan. Yo me temo que no puedo estar más tiempo aquí.
Giró la esquina y desapareció del lugar. Al menos aparentemente. No se fiaba de Hazegawa, y menos de dejar a Ayame a solas con ese tipejo asqueroso. De modo que activó su Byakugan, se alejó un par de calles y se refugió en un callejón, donde seguiría observando al trío un rato más.