26/01/2017, 21:41
(Última modificación: 29/07/2017, 01:48 por Amedama Daruu.)
—Soy Hyuga Hazegawa, un placer…conocerles —dijo el extraño de ojos perlados, y Ayame abrió la boca en un mudo gesto de asombro.
«¡Es verdad! Hyūga era el apellido de Daruu... Entonces es verdad que son parientes.» Meditaba, curiosa.
—¿Os importa si os acompaño? Me gustaría conocer un poco más a mi primo, mira que estos ojazos no los tiene todo mundo, y así acompaño a Kei-chan que suele liarla a veces —añadió con una sonrisa.
—No soy el primo de nadie, la verdad, eres el único Hyuuga que conozco en esta aldea hasta ahora —replicó Daruu, aparentemente molesto, y Ayame se removió inquieta en el sitio—. Te puedes ahorrar lo de "deberías salir un poco", te he oído. Y además cuidar esa afilada lengua con las mujeres, pareces un acosador.
«En eso no le falta razón, la manera en que le ha abordado antes era un tanto... inquietante...
—Mira, me temo que a mi no me gustaría conocerte más, y menos si no dejas eso de decir que soy primo tuyo. Muchas gracias.
Para estupefacción de Ayame, su compañero se dio la vuelta, dispuesto a marcharse. Ella alzó una mano, intentando detenerle.
—Ey, Dar...
—Ayame, ya te daré a probar una de mis pizzas, ya verás como te gustan. Yo me temo que no puedo estar más tiempo aquí —le cortó él.
Y antes de que nadie pudiera hacer nada por evitarlo, Daruu la dejó a solas con aquellos dos desconocidos, giró la esquina y desapareció de la escena... Ayame gimió angustiada para sus adentros y, en un gesto reflejo, se ajustó la cinta de tela sobre la frente.
—Eh... ¡Espera…! No sé tu nombre… Y aún más importante, ¿y la pizza? —exclamó Keisuke, como si con aquel gesto fuera a detener a Daruu. Pero, obviamente, el chico no volvió sobre sus pasos para responder a sus preguntas. Keisuke se volvió de golpe hacia la cabizbaja Ayame, que no pudo evitar dar un respingo al notarlo—. Entonces Ayame-chan, ¿no?
—Eh... S... sí... —balbuceó.
—Aún tengo hambre y no pienso irme a mi casa hasta que no me coma una buena pizza, así que podrías aprovechar y probarla de una vez, ¿qué dices? —La invitó, y Ayame volvió a removerse, insegura. ¿Debería aceptar una invitación a cenar por parte de un par de personas que acababa de conocer?
—Deberías probar el Tarako, eso si es de otro mundo —intervino Hazegawa, y Ayame se estremeció involuntariamente.
—Uh... eso sí que no... —murmuró, asqueada. Su padre era un amante del pescado, y Ayame le había visto comerlo alguna vez. En realidad, a ella no le disgustaba comer pescado, pero si por algo no iba a pasar era por comer huevas.
—No pretendas que vamos a comer Tarako, eso sí que no, bueno por lo menos yo no lo haré —afirmó Keisuke, para su alivio—. Por cierto, ese chico ¿es amigo tuyo? —volvía a referirse a ella, y Ayame volvió a sobresaltarse.
—Bueno... Daruu-san y yo fuimos juntos a la academia —respondió, sin dar lugar a muchos más detalles. Y, dispuesta a cambiar de tema, en aquella ocasión fue ella la que lanzó una pregunta—. Oye... antes me ha parecido escuchar que le llamabas "hermano" —le dijo a Keisuke, señalando hacia el otro Hyūga con un gesto con la cabeza—. Pero... vuestros apellidos son diferentes. ¿Cómo es posible eso?