30/01/2017, 13:29
-¿Acaso tú no?- Pregunté mientras mis orbes buscaban las suyas para mantener un vínculo directo, era evidente que yo tenía la razón y estaba esperando a que dijera lo contrario para responder. Ahí iban de nuevo las pequeñas disputas sobre Kyosuke….
Al momento en que su hermano pidió el postre de fresas pensó en un momento que era para compartirlo, sin embargo, mi alegría duraría poco sabiendo que era para la vecina del piso de abajo. ”Y después no sabe porque pasan ese tipo de situaciones embarazosas…” El hecho era que mi boca ya se estaba haciendo agua y ver como envolvían aquel dulce con trozos de roja fresa me incitaban más a comerlo. -Yo tambien quiero un trozo por favor!- Exclamé a los pocos segundos como sí de un niño pequeño se tratase que le estuvieran comprando algo pero no para él.
Empecé a sacar el dinero de mi monedero y pagué mi parte, completando así todo lo que ambos habíamos comido. -Con gusto, le diré que se lo envías tú.- Respondí agarrando los dos trozos de paste, los cuales estaban envueltos en una caja lo suficientemente grande para que entrara perfectamente el pedazo.
-Mantas y ropa estaría bien, juguetes es más que todo para distraerse pero considero que lo otro podría ser más útil.- Respondí al tema del orfanato mientras salía del puesto. -Hasta luego!.- Me despedí con una sonrisa y haciendo un movimiento leve con la diestra.
-Bueno, bueno, ahora sí rumbo al mercado.- Dije tomando la delantera, esta vez sí lograrían entrar sin ningún inconveniente o contra tiempo, y era casi que imposible puesto que estaban a unos pocos pasos del lugar.
No obstante, tras unos pocos pasos mi cuerpo se desestabilizo y caí rotundamente contra el suelo, golpeando mis brazos y rodillas, los cuales interpuse para detener o protegerme del impacto, pero ¿con qué había caído? Estaba acostumbrado al suelo húmedo. Lo primero que me preocupo fueron las tartas que tenía en mis manos y me puse de pie inmediatamente, las cajas estaban un poco magulladas y algunos trozos de fresa se habían caído pero todo en orden. -Estoy bien, estoy bien.- Comenté como sí alguien me estuviera preguntando.
Una vez tranquilo por los dulces vi unos centímetros atrás el culpable de mi accidente. -¿Qué hace una cáscara de banana en medio de calle?- Pregunté molesto mientras veía la cáscara.
Al momento en que su hermano pidió el postre de fresas pensó en un momento que era para compartirlo, sin embargo, mi alegría duraría poco sabiendo que era para la vecina del piso de abajo. ”Y después no sabe porque pasan ese tipo de situaciones embarazosas…” El hecho era que mi boca ya se estaba haciendo agua y ver como envolvían aquel dulce con trozos de roja fresa me incitaban más a comerlo. -Yo tambien quiero un trozo por favor!- Exclamé a los pocos segundos como sí de un niño pequeño se tratase que le estuvieran comprando algo pero no para él.
Empecé a sacar el dinero de mi monedero y pagué mi parte, completando así todo lo que ambos habíamos comido. -Con gusto, le diré que se lo envías tú.- Respondí agarrando los dos trozos de paste, los cuales estaban envueltos en una caja lo suficientemente grande para que entrara perfectamente el pedazo.
-Mantas y ropa estaría bien, juguetes es más que todo para distraerse pero considero que lo otro podría ser más útil.- Respondí al tema del orfanato mientras salía del puesto. -Hasta luego!.- Me despedí con una sonrisa y haciendo un movimiento leve con la diestra.
-Bueno, bueno, ahora sí rumbo al mercado.- Dije tomando la delantera, esta vez sí lograrían entrar sin ningún inconveniente o contra tiempo, y era casi que imposible puesto que estaban a unos pocos pasos del lugar.
No obstante, tras unos pocos pasos mi cuerpo se desestabilizo y caí rotundamente contra el suelo, golpeando mis brazos y rodillas, los cuales interpuse para detener o protegerme del impacto, pero ¿con qué había caído? Estaba acostumbrado al suelo húmedo. Lo primero que me preocupo fueron las tartas que tenía en mis manos y me puse de pie inmediatamente, las cajas estaban un poco magulladas y algunos trozos de fresa se habían caído pero todo en orden. -Estoy bien, estoy bien.- Comenté como sí alguien me estuviera preguntando.
Una vez tranquilo por los dulces vi unos centímetros atrás el culpable de mi accidente. -¿Qué hace una cáscara de banana en medio de calle?- Pregunté molesto mientras veía la cáscara.