1/02/2017, 20:33
La kunoichi del cascabel en la cabeza parecía haberse puesto a la defensiva tras el comentario, mostrando una actitud más agresiva y prepotente. El del parche en el ojo alzó la ceja ante ello, de por sí era muy difícil sí hacerle cambiar aquella cara plana que solía mostrar, aunque su actitud seguía siendo igual de despreocupada. No entendía la reacción de la pelirroja, principalmente porque él mismo no se dio cuenta la magnitud de las palabras que había pronunciado.
—¿Qué si se dónde está? Seguro que en plena frontera con el País de la Tormenta no, o yo que sé.— No tenía ni puta idea de dónde estaba, pero su lógica le hacía pensar que no iba a estar en un lugar de tan fácil acceso como un punto fronterizo entre dos naciones.
»Ya te dijimos de dónde somos, aquí está la muestra.— Agarró su bandana en el brazo y la enseñó para que la kunoichi la viera bien. —Dime ahora que tengo que hacer para que nos dejes en paz, aunque insisto que te estás haciendo tres quesos por nada y que es totalmente innecesario— Remató para luego llevarse las manos detrás de la nuca.
Su hermana suspiró y se llevo la palma de la mano a la cara al darse cuenta de toda la confusión que se estaba armando. No quería que se fuera a mayores y pasara algo severo por cosas que no eran.
—Esto es un gran malentendido— Dijo la ex-kunoichi con cara de preocupación, a decir verdad le intimidaba un poco la expresión de la muchacha del cascabel —Y tú, Kagetsuna, deja de actuar así— Le increpó volteándole a ver.
—¿Qué?— Preguntó confuso.
Su hermana suspiró, negó con la cabeza y le dedicó una última mirada reprobatoria antes de voltearle la cara. Kagetsuna ahora sí que se mostraba afectado, lo último que quería era hacer sentir mal a su hermana. Se agachó tratando de verla a los ojos, pero ella le rehuía. Le daba igual estar montando el numerito enfrente de la shinobi de Kusagakure.
—¿Qué hice?— Le preguntó ingenuo.
—¿Qué si se dónde está? Seguro que en plena frontera con el País de la Tormenta no, o yo que sé.— No tenía ni puta idea de dónde estaba, pero su lógica le hacía pensar que no iba a estar en un lugar de tan fácil acceso como un punto fronterizo entre dos naciones.
»Ya te dijimos de dónde somos, aquí está la muestra.— Agarró su bandana en el brazo y la enseñó para que la kunoichi la viera bien. —Dime ahora que tengo que hacer para que nos dejes en paz, aunque insisto que te estás haciendo tres quesos por nada y que es totalmente innecesario— Remató para luego llevarse las manos detrás de la nuca.
Su hermana suspiró y se llevo la palma de la mano a la cara al darse cuenta de toda la confusión que se estaba armando. No quería que se fuera a mayores y pasara algo severo por cosas que no eran.
—Esto es un gran malentendido— Dijo la ex-kunoichi con cara de preocupación, a decir verdad le intimidaba un poco la expresión de la muchacha del cascabel —Y tú, Kagetsuna, deja de actuar así— Le increpó volteándole a ver.
—¿Qué?— Preguntó confuso.
Su hermana suspiró, negó con la cabeza y le dedicó una última mirada reprobatoria antes de voltearle la cara. Kagetsuna ahora sí que se mostraba afectado, lo último que quería era hacer sentir mal a su hermana. Se agachó tratando de verla a los ojos, pero ella le rehuía. Le daba igual estar montando el numerito enfrente de la shinobi de Kusagakure.
—¿Qué hice?— Le preguntó ingenuo.