7/02/2017, 00:59
Lo mejor en aquella situación probablemente era pasar completamente del tuerto o terminarían por irse a los golpes en muy poco tiempo, cosa que no le vendría bien a nadie y Ritsuko siendo brutalmente sincera no se sentía muy cómoda con eso ya que no podía empuñar sus armas —que dicho sea de paso estaban en casa—y con sus técnicas tampoco estaba tan bien como para enfrentarse a alguien, una técnica bastante básica por si acaso pero nada más.
Ante las palabras de la chica, la de kusa suspiró sin mucho ánimo y se rascó un poco la nuca, no estaba feliz con todo esto y debía dar gracias a que no pasaría a mayores gracias a la previamente mencionada proveniente de Amegakure.
—No tengo ni idea de qué tanto podrían llegar a retenerlos por esto, digo, hay que estarse seguros de que lo que dijo no es cierto y si no hay ningún especialista en genjutsu cerca no sé cuánto podría llegar a tomar. —Explicó antes de desviar la mirada hacia el poblado por si encontraba a algún shinobi de Kusa.
De cualquier manera, terminaría por voltearse al cabo de unos instantes y comenzaría a caminar a paso lento, más que nada por piedad a la paralítica así no la tenían que llevar de una forma un tanto exagerada. Así mismo, el cascabel de la pelirroja había comenzado a sonar con cada paso que daba y no dejaría de hacerlo hasta que se detuviera y si es que el viento no soplaba.
—Vengan, tiene que haber alguno montando guardia cerca del templo. —Diría no muy animada y vigilando que no se le escapen aquellos dos. Aunque no vendría nada mal dejar una pequeña advertencia. —Y supongo que lo sabrás, Hangaku, pero si intentan escaparse o algo harán que las cosas sean peores, suponiendo claro que no sea cierto que saben dónde se encuentra Kusagakure. —Comentaría por si de alguna manera u otra lograba que ambos cooperaran de buena gana sin muchas quejas, especialmente por parte del peli-morado que ya le caía fatal con cinco minutos de encuentro.
~No creo que dure mucho con esa actitud, a no ser que a los jonins de Amegakure les importe un pepino que los cuestionen de esa forma. ~Pensaba la kunoichi sin parar la marcha a paso lento y refugiando una vez más sus manos en los bolsillos de su gabardina.
Ante las palabras de la chica, la de kusa suspiró sin mucho ánimo y se rascó un poco la nuca, no estaba feliz con todo esto y debía dar gracias a que no pasaría a mayores gracias a la previamente mencionada proveniente de Amegakure.
—No tengo ni idea de qué tanto podrían llegar a retenerlos por esto, digo, hay que estarse seguros de que lo que dijo no es cierto y si no hay ningún especialista en genjutsu cerca no sé cuánto podría llegar a tomar. —Explicó antes de desviar la mirada hacia el poblado por si encontraba a algún shinobi de Kusa.
De cualquier manera, terminaría por voltearse al cabo de unos instantes y comenzaría a caminar a paso lento, más que nada por piedad a la paralítica así no la tenían que llevar de una forma un tanto exagerada. Así mismo, el cascabel de la pelirroja había comenzado a sonar con cada paso que daba y no dejaría de hacerlo hasta que se detuviera y si es que el viento no soplaba.
—Vengan, tiene que haber alguno montando guardia cerca del templo. —Diría no muy animada y vigilando que no se le escapen aquellos dos. Aunque no vendría nada mal dejar una pequeña advertencia. —Y supongo que lo sabrás, Hangaku, pero si intentan escaparse o algo harán que las cosas sean peores, suponiendo claro que no sea cierto que saben dónde se encuentra Kusagakure. —Comentaría por si de alguna manera u otra lograba que ambos cooperaran de buena gana sin muchas quejas, especialmente por parte del peli-morado que ya le caía fatal con cinco minutos de encuentro.
~No creo que dure mucho con esa actitud, a no ser que a los jonins de Amegakure les importe un pepino que los cuestionen de esa forma. ~Pensaba la kunoichi sin parar la marcha a paso lento y refugiando una vez más sus manos en los bolsillos de su gabardina.