7/02/2017, 01:34
Viajes sin motivos particulares, sin objetivos, sin razón de ser, absolutamente nada tenían de especiales aquellos paseos que esta peculiar kunoichi se daba sin motivos fuera de su aldea. La única excusa tal vez para ella era la de alejarse un poco de todo, después de todo, escuchar los rumores sobre ella y su familia o ver las malas caras de todos aquellos que llegaban a verla pasar terminaba siendo agotador principalmente porque nadie tenía el valor de decirle nada en la cara, pues estaba loca y no tenía sentido hablarle, decían las malas lenguas.
—¿No has pensado en plantearle una queja Kenzou? —Preguntaba su madre, la misma que años atrás falleció y cuyo esqueleto sigue en el sótano.
—Sí, pero se lo pasarán por el forro. —Respondió a desgano en voz alta, como si realmente hubiese alguien cerca que la pudiera llegar a escuchar.
La conversación prosiguió por mucho rato, tal vez una hora completa entre idas y vueltas por el mismo tema entre la de Kusagakure y un ente creado por su imaginación.
No había absolutamente nadie cerca, al menos no que ella supiera, la playa estaba completamente desolada y los fuertes vientos en conjunto con la lluvia eran lo único que atentaban contra el silencio que reinaría en el lugar en base a la falta de seres vivos, eso sin tomar en consideración el monólogo de la pelirroja, aunque al no levantar demasiado la voz probablemente no sería tan fácil escucharla y claramente no supondría mucha molestia para nada ni nadie que pudiese estar intentando relajarse en un ambiente tan melancólico.
—Tan deprimente… —Susurró el ente imaginario a un lado de la kunoichi.
La chica en cambio no respondió, se mantuvo de pie en absoluto silencio apreciando el fuerte oleaje de las aguas de aquella playa sin articular palabra. Es más, el único sonido que producía en esos momentos era el del cascabel que chocaba constantemente con la máscara que lucía la encapuchada que para colmo, había decidido aquella deprimente tarde, usar la gabardina del reverso lo que significaba que iba completamente de negro.
Probablemente ese look tan particular tendría un mejor efecto si la falda del abrigo fuese más larga, lo suficiente para cubrir las piernas de la chica o si al menos trajese la guadaña consigo, pero en estos momentos era prácticamente una carga inútil ya que no se veía capaz de utilizarla adecuadamente. ~Ya llegará el día. ~Pensaba en absoluto silencio para convencerse a sí misma, aunque la expresión en su mirada era bastante serena, llegando incluso a mostrarse algo cansada.
—¿No has pensado en plantearle una queja Kenzou? —Preguntaba su madre, la misma que años atrás falleció y cuyo esqueleto sigue en el sótano.
—Sí, pero se lo pasarán por el forro. —Respondió a desgano en voz alta, como si realmente hubiese alguien cerca que la pudiera llegar a escuchar.
La conversación prosiguió por mucho rato, tal vez una hora completa entre idas y vueltas por el mismo tema entre la de Kusagakure y un ente creado por su imaginación.
No había absolutamente nadie cerca, al menos no que ella supiera, la playa estaba completamente desolada y los fuertes vientos en conjunto con la lluvia eran lo único que atentaban contra el silencio que reinaría en el lugar en base a la falta de seres vivos, eso sin tomar en consideración el monólogo de la pelirroja, aunque al no levantar demasiado la voz probablemente no sería tan fácil escucharla y claramente no supondría mucha molestia para nada ni nadie que pudiese estar intentando relajarse en un ambiente tan melancólico.
—Tan deprimente… —Susurró el ente imaginario a un lado de la kunoichi.
La chica en cambio no respondió, se mantuvo de pie en absoluto silencio apreciando el fuerte oleaje de las aguas de aquella playa sin articular palabra. Es más, el único sonido que producía en esos momentos era el del cascabel que chocaba constantemente con la máscara que lucía la encapuchada que para colmo, había decidido aquella deprimente tarde, usar la gabardina del reverso lo que significaba que iba completamente de negro.
Probablemente ese look tan particular tendría un mejor efecto si la falda del abrigo fuese más larga, lo suficiente para cubrir las piernas de la chica o si al menos trajese la guadaña consigo, pero en estos momentos era prácticamente una carga inútil ya que no se veía capaz de utilizarla adecuadamente. ~Ya llegará el día. ~Pensaba en absoluto silencio para convencerse a sí misma, aunque la expresión en su mirada era bastante serena, llegando incluso a mostrarse algo cansada.