15/02/2017, 07:44
Había que aceptar que el tipo atendía de buena manera a sus clientes, bastante mejor que otros dependientes que se había topado Noemi en el pasado incluso cuando ella tenía una lucha consigo misma para no ser borde ni utilizar palabras malsonantes.
—Efectivamente, se supone que tengo que reparar su vallado pero… —Hubiese seguido su explicación, pero pudo notar a la perfección como el contrario se retiraba desde el primer momento incluso antes de que ella respondiera.
Le llamó la atención, sí, pero enseguida tuvo frente a sí una lata de barniz aunque se ve que hubo un accidente en otra parte del local para hacerse con ella. «Pero supongo que no es problema mío, por suerte. »Pensó la kunoichi básicamente para no verse obligada a hacerse cargo de ninguno de los posibles daños a la mercancía por lo que ella misma venía buscando.
Finalmente, antes de que le dijeran el precio, el hombretón le dedicó una mirada que hizo a la chica alzar ligeramente las cejas, pues suponía que ni él se había salvado de verse cautivado por su silueta, aunque podría haber sido mejor ya que a final de cuentas le cobraron de todas maneras pero sin lugar a dudas le tendría en cuenta cuando comenzara a trabajar.
—Le agradezco la oferta y probablemente me pase más tarde, nunca he hecho esta clase de trabajos después de todo. —Terminaría por enunciar la Sakamoto rascándose un poco la nuca en señal de vergüenza por su pequeña confesión.
Pero pronto tomaría el monedero de Tamako para extraer el dinero necesario. Un poco caro para el gusto de Noemi pero tenía en cuenta que la lata era bastante grande, seguramente para que le alcanzase para barnizar toda la madera.
Y si nada la interrumpía, la chica tomaría el barniz que le habían entregado y se retiraría, no sin antes despedirse debidamente y con una sonrisa amable en el rostro.
—Muchas gracias, que tenga un bonito día. —Y sin más se retiraría a hacer lo que pudiera, aunque volvería despacio para no cargarse la lata.
—Efectivamente, se supone que tengo que reparar su vallado pero… —Hubiese seguido su explicación, pero pudo notar a la perfección como el contrario se retiraba desde el primer momento incluso antes de que ella respondiera.
Le llamó la atención, sí, pero enseguida tuvo frente a sí una lata de barniz aunque se ve que hubo un accidente en otra parte del local para hacerse con ella. «Pero supongo que no es problema mío, por suerte. »Pensó la kunoichi básicamente para no verse obligada a hacerse cargo de ninguno de los posibles daños a la mercancía por lo que ella misma venía buscando.
Finalmente, antes de que le dijeran el precio, el hombretón le dedicó una mirada que hizo a la chica alzar ligeramente las cejas, pues suponía que ni él se había salvado de verse cautivado por su silueta, aunque podría haber sido mejor ya que a final de cuentas le cobraron de todas maneras pero sin lugar a dudas le tendría en cuenta cuando comenzara a trabajar.
—Le agradezco la oferta y probablemente me pase más tarde, nunca he hecho esta clase de trabajos después de todo. —Terminaría por enunciar la Sakamoto rascándose un poco la nuca en señal de vergüenza por su pequeña confesión.
Pero pronto tomaría el monedero de Tamako para extraer el dinero necesario. Un poco caro para el gusto de Noemi pero tenía en cuenta que la lata era bastante grande, seguramente para que le alcanzase para barnizar toda la madera.
Y si nada la interrumpía, la chica tomaría el barniz que le habían entregado y se retiraría, no sin antes despedirse debidamente y con una sonrisa amable en el rostro.
—Muchas gracias, que tenga un bonito día. —Y sin más se retiraría a hacer lo que pudiera, aunque volvería despacio para no cargarse la lata.