26/02/2017, 07:01
Era imposible no percibir la reacción de la oveja al Noemi sacar a la anciana de su ensimismamiento, pero de todas formas lo tenía que hacer sí o sí o renunciar a la misión reportándola como fallida incluso antes de intentarlo, y no era una bonita opción para ella el fallar la primera cosa que le asignan siendo para colmo tan sencilla como esto de arreglar un simple vallado, inclusive la mujer se había ofrecido a guiarla y por lo visto estaría presente en todo momento.
Así como le había hablado había conseguido que le dieran indicaciones, entre las cuales una implicaba que se acercara un poco demasiado a la oveja pero lo haría, en todo caso Tamako sería testigo de lo que pasara y no podría culparla a ella. De cualquier manera, el barniz terminaría a un lado de los tablones y herramientas donde no estorbara de ninguna manera.
—Empezaré por el lado dañado entonces. —Comentó la rubia en lo que se ponía a comprobar el sector indicado por la anciana, básicamente para asegurarse que sean las vallas marcadas que debía quitar en un primer lugar.
Aunque primero se buscaría un martillo o alguna herramienta para sacar clavos, o terminaría por sacar más maderas de la cuenta.
Con ello en mano la Sakamoto se regresó hasta las maderas marcadas y procedió a buscar las maneras de extraer clavos dañando lo mínimo posible el material, por las dudas de que algo sirviera y obviamente los clavos los iba acumulando entre sus manos.
—¿Tiene algún lugar dónde dejar los clavos? —Preguntaría inocentemente tras quitar unos tres de la primera de las maderas marcadas.
Así como le había hablado había conseguido que le dieran indicaciones, entre las cuales una implicaba que se acercara un poco demasiado a la oveja pero lo haría, en todo caso Tamako sería testigo de lo que pasara y no podría culparla a ella. De cualquier manera, el barniz terminaría a un lado de los tablones y herramientas donde no estorbara de ninguna manera.
—Empezaré por el lado dañado entonces. —Comentó la rubia en lo que se ponía a comprobar el sector indicado por la anciana, básicamente para asegurarse que sean las vallas marcadas que debía quitar en un primer lugar.
Aunque primero se buscaría un martillo o alguna herramienta para sacar clavos, o terminaría por sacar más maderas de la cuenta.
Con ello en mano la Sakamoto se regresó hasta las maderas marcadas y procedió a buscar las maneras de extraer clavos dañando lo mínimo posible el material, por las dudas de que algo sirviera y obviamente los clavos los iba acumulando entre sus manos.
—¿Tiene algún lugar dónde dejar los clavos? —Preguntaría inocentemente tras quitar unos tres de la primera de las maderas marcadas.