27/02/2017, 13:09
(Última modificación: 29/07/2017, 01:37 por Amedama Daruu.)
Ayame puso un puchero, se encogió de hombros y le enseñó las palmas de las manos.
—Jo... y yo que quería hacerme la interesante por una vez...
Daruu entrecerró los ojos peligrosamente y se cruzó de brazos.
—Está bien... —La muchacha respiró hondo y se centró—. Los Hōzuki somos el agua, como ya te he dicho. Eso quiere decir que tenemos la habilidad de convertir en agua nuestros cuerpos y retornar a nuestra forma original a voluntad.
Ayame levantó una mano hacia Daruu. Los dedos se derritieron y se convirtieron en una especie de gelatina, casi a punto de licuarse por completo y caer al suelo. Luego volvieron a ser los de siempre. Todo esto mientras Daruu observaba con el cejo fruncido y la boca ligeramente abierta, como si de alguna forma pensase que eso tenía que doler.
—No sé mucho más de estas habilidades, como ya te he dicho no hay nadie que sea Hōzuki en mi familia que me pueda enseñar. Pero, aunque no sea tan interesante como tus ojos, nos da unas cualidades bastante útiles a la hora de defendernos o pasar desapercibidos. ¿Por qué este repentino interés hasta el punto de desvelarme tus propias habilidades?
A Daruu le costó varios segundos recomponerse. Sacudió la cabeza y contestó.
—Porque quiero ayudarte a aprobar el examen, tonta —Sonrió—. Ascender a genin significa convertirse en un ninja novato. Normalmente piden saber utilizar las técnicas básicas, pero por ejemplo a mí me aprobaron gracias a una demostración de mis habilidades con el Byakugan. Ni siquiera tuve que llegar a hacer el Bunshin no Jutsu, a pesar de que sí que sepa usarlo de sobra.
»Con esto quiero decir, que seguro que tu cabeza de chorlito no tuvo la genial idea de demostrarles que sabes transformar tu cuerpo en agua, que, desde luego, es bastante más impresionante que saber crear una imagen sin sustancia.
—Jo... y yo que quería hacerme la interesante por una vez...
Daruu entrecerró los ojos peligrosamente y se cruzó de brazos.
—Está bien... —La muchacha respiró hondo y se centró—. Los Hōzuki somos el agua, como ya te he dicho. Eso quiere decir que tenemos la habilidad de convertir en agua nuestros cuerpos y retornar a nuestra forma original a voluntad.
Ayame levantó una mano hacia Daruu. Los dedos se derritieron y se convirtieron en una especie de gelatina, casi a punto de licuarse por completo y caer al suelo. Luego volvieron a ser los de siempre. Todo esto mientras Daruu observaba con el cejo fruncido y la boca ligeramente abierta, como si de alguna forma pensase que eso tenía que doler.
—No sé mucho más de estas habilidades, como ya te he dicho no hay nadie que sea Hōzuki en mi familia que me pueda enseñar. Pero, aunque no sea tan interesante como tus ojos, nos da unas cualidades bastante útiles a la hora de defendernos o pasar desapercibidos. ¿Por qué este repentino interés hasta el punto de desvelarme tus propias habilidades?
A Daruu le costó varios segundos recomponerse. Sacudió la cabeza y contestó.
—Porque quiero ayudarte a aprobar el examen, tonta —Sonrió—. Ascender a genin significa convertirse en un ninja novato. Normalmente piden saber utilizar las técnicas básicas, pero por ejemplo a mí me aprobaron gracias a una demostración de mis habilidades con el Byakugan. Ni siquiera tuve que llegar a hacer el Bunshin no Jutsu, a pesar de que sí que sepa usarlo de sobra.
»Con esto quiero decir, que seguro que tu cabeza de chorlito no tuvo la genial idea de demostrarles que sabes transformar tu cuerpo en agua, que, desde luego, es bastante más impresionante que saber crear una imagen sin sustancia.