27/02/2017, 16:42
La mujer acabó por posar sus manos en la lana de su vieja amiga mientras ésta se acomodaba a su lado y desplomaba su cuerpo en el verde césped del jardín, y con movimientos suaves y rítmicos, acariciaba al animal como si su larga vida dependiese de ello.
—¿Tiene algún lugar dónde dejar los clavos?
Levantó sus cortas y blancas cejas para mirar a los ojos a la kunoichi y formar una cálida sonrisa.
— Hay cubos en el cobertizo, vacíos. — Informó mientras señalaba con su mano buena el cobertizo. — Son blancos, en el estante del medio nada más entrar los verás, tienen una espiral azul pintada en ellos.
Volvió a sonreír para luego depositar de nuevo su mano en la oveja, acariciándola como antes: tranquila y pausadamente.
—¿Tiene algún lugar dónde dejar los clavos?
Levantó sus cortas y blancas cejas para mirar a los ojos a la kunoichi y formar una cálida sonrisa.
— Hay cubos en el cobertizo, vacíos. — Informó mientras señalaba con su mano buena el cobertizo. — Son blancos, en el estante del medio nada más entrar los verás, tienen una espiral azul pintada en ellos.
Volvió a sonreír para luego depositar de nuevo su mano en la oveja, acariciándola como antes: tranquila y pausadamente.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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