27/02/2017, 17:38
(Última modificación: 29/07/2017, 01:38 por Amedama Daruu.)
Pero Daruu tardó algunos segundos en responder. Con la boca entreabierta y el ceño ligeramente fruncido, había estado observando a Ayame como quien hubiera visto una sirena o un unicornio. O quizás algo mucho más rocambolesco. Ella ya estaba acostumbrada a aquella reacción, la había observado incontables veces. Siempre que había hecho gala de sus habilidades por una razón o por otra y había habido público para verla convertirse en agua.
Finalmente, Daruu sacudió la cabeza y sonrió. Ayame suspiró para sus adentros, aliviada al ver que había dejado de mirarla como lo hacía su padre.
—Porque quiero ayudarte a aprobar el examen, tonta —respondió, y Ayame se llevó una mano al pecho cuando sintió un extraño cosquilleo.
«¿Qué es esto?» Se preguntó, pero Daruu seguía hablando.
—Ascender a genin significa convertirse en un ninja novato. Normalmente piden saber utilizar las técnicas básicas, pero por ejemplo a mí me aprobaron gracias a una demostración de mis habilidades con el Byakugan. Ni siquiera tuve que llegar a hacer el Bunshin no Jutsu, a pesar de que sí que sepa usarlo de sobra. Con esto quiero decir, que seguro que tu cabeza de chorlito no tuvo la genial idea de demostrarles que sabes transformar tu cuerpo en agua, que, desde luego, es bastante más impresionante que saber crear una imagen sin sustancia.
Ayame alzó un dedo con la boca abierta, dispuesta a responder. Sin embargo, no terminaba de encontrar qué palabras formular y terminó por cerrarla y bajar de nuevo el brazo, lentamente.
—N... no... no se me ocurrió... —confesó—. Pero no estoy segura de que eso funcionara, Daruu-san. En primer lugar, mi habilidad no es tan impresionante como tus ojos. Y en segundo lugar... —Ayame apartó la mirada, profundamente avergonzada, y continuó hablando con un débil balbuceo—. No me suspendieron sólo porque no supiera hacer un clon... —Se mordió el labio inferior, el certificado de las calificaciones del examen volvía a bailar frente a sus ojos—. Tampoco sé manejar un kunai o lanzar un shuriken de manera decente... no sé trepar las paredes ni caminar sobre el agua... y aprobé la lucha cuerpo a cuerpo por pura suerte...
Se llevó una mano a los labios, intentando contener el llanto. Pero era inútil. Las lágrimas habían comenzado a rodar por sus mejillas de manera incontrolable. Rendida a lo evidente y avergonzada por lo que era, terminó por cerrar los ojos.
Finalmente, Daruu sacudió la cabeza y sonrió. Ayame suspiró para sus adentros, aliviada al ver que había dejado de mirarla como lo hacía su padre.
—Porque quiero ayudarte a aprobar el examen, tonta —respondió, y Ayame se llevó una mano al pecho cuando sintió un extraño cosquilleo.
«¿Qué es esto?» Se preguntó, pero Daruu seguía hablando.
—Ascender a genin significa convertirse en un ninja novato. Normalmente piden saber utilizar las técnicas básicas, pero por ejemplo a mí me aprobaron gracias a una demostración de mis habilidades con el Byakugan. Ni siquiera tuve que llegar a hacer el Bunshin no Jutsu, a pesar de que sí que sepa usarlo de sobra. Con esto quiero decir, que seguro que tu cabeza de chorlito no tuvo la genial idea de demostrarles que sabes transformar tu cuerpo en agua, que, desde luego, es bastante más impresionante que saber crear una imagen sin sustancia.
Ayame alzó un dedo con la boca abierta, dispuesta a responder. Sin embargo, no terminaba de encontrar qué palabras formular y terminó por cerrarla y bajar de nuevo el brazo, lentamente.
—N... no... no se me ocurrió... —confesó—. Pero no estoy segura de que eso funcionara, Daruu-san. En primer lugar, mi habilidad no es tan impresionante como tus ojos. Y en segundo lugar... —Ayame apartó la mirada, profundamente avergonzada, y continuó hablando con un débil balbuceo—. No me suspendieron sólo porque no supiera hacer un clon... —Se mordió el labio inferior, el certificado de las calificaciones del examen volvía a bailar frente a sus ojos—. Tampoco sé manejar un kunai o lanzar un shuriken de manera decente... no sé trepar las paredes ni caminar sobre el agua... y aprobé la lucha cuerpo a cuerpo por pura suerte...
Se llevó una mano a los labios, intentando contener el llanto. Pero era inútil. Las lágrimas habían comenzado a rodar por sus mejillas de manera incontrolable. Rendida a lo evidente y avergonzada por lo que era, terminó por cerrar los ojos.