27/02/2017, 19:38
La chica caminó hasta llegar al extremo lateral del edificio, cerca de una de las gradas. Su primera intención fue alejarse de todo posible problema, pero justamente parecía haber logrado sacar a la perfección el efecto contrario. A su paso, no pudo evitar obviar una intensa conversación de rivalidad; un par de chicos parecían disputar algo, y no tenían pensamiento de dejar escapar ésta ocasión para zanjarlo todo a base de golpes. Al menos intentó disimular, y continuó con su paso un tanto mas ligero para alejarse lo mas que pudo. Llegó hasta casi el borde, donde parecía estar a salvo de algún golpe fuera de control, un lugar donde el pequeño bollito de crema parecía estar a salvo junto a su portadora. Allí, y una vez a salvo, dejó caer un suspiro de alivio.
—En fin... —Susurró para si misma.
De nuevo, le propinó al susodicho un bocado. Ni grande ni pequeño, suficiente para saborearlo. Entre tanto, su mirada no pudo alejarse demasiado de la acalorada disputa que mantenían a escasos metros de ella. Difícil sería obviarla. Una sucesión de golpes realmente calculados y elaborados se iban escalonando en fuerza y destreza con suma eficiencia. Sendos shinobis parecían estar a la misma altura en lo correspondiente al Taijutsu, parecían destinados al empate. Por otro lado, era fascinante verlos pelear, tenían una técnica limpia y realmente correcta.
En lo que canta un gallo afónico, la chica terminó de tomarse el primer bollito de crema. Tras ello, se decidió por volver a echar un vistazo a su alrededor. Antes de que pudiese terminar siquiera el vistazo, una cara le vino realmente familiar; bueno, mas que familiar conocida. Se trataba de la estudiante que conoció unos días atrás, Ayame. Ésta iba acompañada por un chico alto y fornido, con tez mas blanca que un suelo de mármol.
Ni lo pensó, dejó la bolsa con los bollitos en el sitio y caminó hacia la estudiante.
—Hey, Ayame. ¿Entrenando de nuevo? Cada vez buscas mejores entrenadores personales... qué gancho con los chicos. —Bromeó, guiñando un ojo y sacando la lengua. —Por cierto, soy Watasashi Aiko, un placer.
Claramente, no iba a desperdiciar la oportunidad de presentarse al chico.
—En fin... —Susurró para si misma.
De nuevo, le propinó al susodicho un bocado. Ni grande ni pequeño, suficiente para saborearlo. Entre tanto, su mirada no pudo alejarse demasiado de la acalorada disputa que mantenían a escasos metros de ella. Difícil sería obviarla. Una sucesión de golpes realmente calculados y elaborados se iban escalonando en fuerza y destreza con suma eficiencia. Sendos shinobis parecían estar a la misma altura en lo correspondiente al Taijutsu, parecían destinados al empate. Por otro lado, era fascinante verlos pelear, tenían una técnica limpia y realmente correcta.
En lo que canta un gallo afónico, la chica terminó de tomarse el primer bollito de crema. Tras ello, se decidió por volver a echar un vistazo a su alrededor. Antes de que pudiese terminar siquiera el vistazo, una cara le vino realmente familiar; bueno, mas que familiar conocida. Se trataba de la estudiante que conoció unos días atrás, Ayame. Ésta iba acompañada por un chico alto y fornido, con tez mas blanca que un suelo de mármol.
Ni lo pensó, dejó la bolsa con los bollitos en el sitio y caminó hacia la estudiante.
—Hey, Ayame. ¿Entrenando de nuevo? Cada vez buscas mejores entrenadores personales... qué gancho con los chicos. —Bromeó, guiñando un ojo y sacando la lengua. —Por cierto, soy Watasashi Aiko, un placer.
Claramente, no iba a desperdiciar la oportunidad de presentarse al chico.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)