28/02/2017, 01:27
Dada la respuesta del ninja de Ame, Ralexion se planteó el comportarse de manera desagradable ante la negativa. Sin embargo, estaba de muy buen humor y en su lugar mostró un trato jovial hacia el joven tuerto. Se aclaró la voz y asintió de manera solemne, con los brazos cruzados y los ojos cerrados.
—Puedo entenderlo, puedo entenderlo. La vida que llevamos es un verdadero coñazo —dijo con un tono que pretendía ser serio, pero le salió exageradamente melodramático— Yo ya he estado un rato descansando y comiendo, pero aceptaré tu oferta y te haré compañía.
Sin pena ni gloria se sentó en una de las sillas desocupadas junto al otro genin. Se quedó mirando al techo mientras una de sus manos acariciaba, con actitud incómoda, su cabello carmesí. «¿Y de qué habla uno con un ninja de otra aldea...?», se consultó, mas no halló respuesta.
Afortunadamente para él, la camarera hizo acto de aparición. A pesar de que podía resultar extraño que un cliente que acababa de pagar todavía siguiera en el establecimiento, la mujer se limitó a cumplir con su trabajo de manera profesional.
—Bienvenidos al Jardín del Té, señores clientes. ¿Qué desean? —realizó una reverencia al estilo japonés a la vez que sostenía una bandeja con ambas manos.
—Hola de nuevo —Ralexion rió, nervioso— A mí no me importaría beber otro té verde. ¿Y tú qué quieres...? Mmm... ¿colega?
Miró al pelipúrpura con semblante dudoso. No conocía su nombre, no se habían presentado.
—Puedo entenderlo, puedo entenderlo. La vida que llevamos es un verdadero coñazo —dijo con un tono que pretendía ser serio, pero le salió exageradamente melodramático— Yo ya he estado un rato descansando y comiendo, pero aceptaré tu oferta y te haré compañía.
Sin pena ni gloria se sentó en una de las sillas desocupadas junto al otro genin. Se quedó mirando al techo mientras una de sus manos acariciaba, con actitud incómoda, su cabello carmesí. «¿Y de qué habla uno con un ninja de otra aldea...?», se consultó, mas no halló respuesta.
Afortunadamente para él, la camarera hizo acto de aparición. A pesar de que podía resultar extraño que un cliente que acababa de pagar todavía siguiera en el establecimiento, la mujer se limitó a cumplir con su trabajo de manera profesional.
—Bienvenidos al Jardín del Té, señores clientes. ¿Qué desean? —realizó una reverencia al estilo japonés a la vez que sostenía una bandeja con ambas manos.
—Hola de nuevo —Ralexion rió, nervioso— A mí no me importaría beber otro té verde. ¿Y tú qué quieres...? Mmm... ¿colega?
Miró al pelipúrpura con semblante dudoso. No conocía su nombre, no se habían presentado.