1/03/2017, 00:24
(Última modificación: 29/07/2017, 01:41 por Amedama Daruu.)
—¿Sabes? Yo creo que el problema radica en tu miedo —la respuesta de Daruu fue tajante y certera como un látigo. Ayame no pudo hacer nada por evitar que sus sollozos cobraran fuera y, temblorosa, se abrazó los costados sin ser capaz de pronunciar una sola palabra.
Sólo entonces comprendió que de verdad había necesitado llorar de aquella manera desde aquella misma mañana. Desde que había recibido su certificado de calificaciones y había sido consciente de que no iba a poder regresar luciendo la bandana ninja sobre su frente como el resto de sus compañeros. No se había desahogado hasta aquel preciso momento, y las palabras de Daruu sólo habían sido el detonante que habían colmado el vaso de su aguante.
—Creo que tienes miedo. Miedo de suspender. ¿Es por ti, es por Zetsuo-san? Da lo mismo. Pierde el miedo y sigue intentándolo. No creo que haya ningún atajo para esto. Sólo el trabajo duro y el entrenamiento. Levántate antes y acuéstate más tarde, y entrena por la mañana y por la tarde. Algún día lo lograrás. Pero si te pasas el día pensando en que no vas a aprobar, desde leuego que no lo vas a hacer.
Le costó sobreponerse a los temblores que sacudían su cuerpo, pero Ayame se esforzó por asentir.
—Yo... yo sólo quiero... que papá me reconozca... —gimoteó, con un hilo de voz.
Pero de tan solo recordar la ira en sus ojos de águila un frío escalofrío recorría su espina dorsal de arriba a abajo. Le había decepcionado profundamente. ¿Cómo iba a arreglar eso ahora? ¿Serviría siquiera con graduarse como genin? ¿O le exigiría más aún?
Sólo entonces comprendió que de verdad había necesitado llorar de aquella manera desde aquella misma mañana. Desde que había recibido su certificado de calificaciones y había sido consciente de que no iba a poder regresar luciendo la bandana ninja sobre su frente como el resto de sus compañeros. No se había desahogado hasta aquel preciso momento, y las palabras de Daruu sólo habían sido el detonante que habían colmado el vaso de su aguante.
—Creo que tienes miedo. Miedo de suspender. ¿Es por ti, es por Zetsuo-san? Da lo mismo. Pierde el miedo y sigue intentándolo. No creo que haya ningún atajo para esto. Sólo el trabajo duro y el entrenamiento. Levántate antes y acuéstate más tarde, y entrena por la mañana y por la tarde. Algún día lo lograrás. Pero si te pasas el día pensando en que no vas a aprobar, desde leuego que no lo vas a hacer.
Le costó sobreponerse a los temblores que sacudían su cuerpo, pero Ayame se esforzó por asentir.
—Yo... yo sólo quiero... que papá me reconozca... —gimoteó, con un hilo de voz.
Pero de tan solo recordar la ira en sus ojos de águila un frío escalofrío recorría su espina dorsal de arriba a abajo. Le había decepcionado profundamente. ¿Cómo iba a arreglar eso ahora? ¿Serviría siquiera con graduarse como genin? ¿O le exigiría más aún?