1/03/2017, 01:20
El pelirrojo soltó una broma de esas rebuscadas y que todo el mundo se sabe, sin nada de creatividad. Aquello no fastidió a Kagetsuna, pero lo que sí empezaba a molestarle era la mala cara que tenía el tipo. Quería disfrutar su postre en paz, pero mientras el mensajero acomplejado siguiese mostrando esos pésimos dotes actores para su vano intento de disimular, se le haría imposible. Mostró un leve gesto de asco ante aquel muchacho.
—Me gusta disfrutar el sabor de la comida sin atragantarme, así que prefiero comer despacio.— Respondió mientras tomaba otro sorbo de té.
Sin embargo notaba que la actitud del otro chico cada vez empeoraba, cuidado con aquel enojo que no le fuera a hacer mal a la presión. Se le ocurrió una forma de tranquilizarlo, aunque probablemente el remedio fuese peor que la enfermedad. Después de todo, su lógica y sentido común parecía desentonar con la percepción que tenían los demás de él.
—No te estreses de más. A leguas se nota tu enojo y tratar de taparlo sólo lo empeora. ¿Porqué finges amabilidad cuando claramente estas molesto conmigo? No tengo idea de por qué. Pero te propongo, dime cualquier cosa que te estés guardando en este preciso momento, por grosera que sea y yo la escucharé. Total, me suele valer tres hectáreas de verga lo que me digan. Así te desahogas y todos tranquilos— Finalizó para agarrar otro mochi.
Prefería que le gritaran a tener que ver esa cara de marrano con estreñimiento, en serio era incómodo. Poco más y su cara hacía juego con el pelo.
—La gente se molesta cuando dices lo que en verdad piensas. Por eso las personas dicen lo que los demás quieren oír, para agradarles, mostrando emociones falsas. Pero si eres sincero no tardarán en tacharte de mala persona, porque prefieren mentiras piadosas a dolorosas verdades. ¿No crees que es triste entonces? ¿Fingir sólo por el miedo al que dirán? Te lo digo, a mí no me molesta. Dime lo que tengas que decir.— La forma de su único ojo se tornó afilada, esperando la respuesta del Uzumaki.
—Me gusta disfrutar el sabor de la comida sin atragantarme, así que prefiero comer despacio.— Respondió mientras tomaba otro sorbo de té.
Sin embargo notaba que la actitud del otro chico cada vez empeoraba, cuidado con aquel enojo que no le fuera a hacer mal a la presión. Se le ocurrió una forma de tranquilizarlo, aunque probablemente el remedio fuese peor que la enfermedad. Después de todo, su lógica y sentido común parecía desentonar con la percepción que tenían los demás de él.
—No te estreses de más. A leguas se nota tu enojo y tratar de taparlo sólo lo empeora. ¿Porqué finges amabilidad cuando claramente estas molesto conmigo? No tengo idea de por qué. Pero te propongo, dime cualquier cosa que te estés guardando en este preciso momento, por grosera que sea y yo la escucharé. Total, me suele valer tres hectáreas de verga lo que me digan. Así te desahogas y todos tranquilos— Finalizó para agarrar otro mochi.
Prefería que le gritaran a tener que ver esa cara de marrano con estreñimiento, en serio era incómodo. Poco más y su cara hacía juego con el pelo.
—La gente se molesta cuando dices lo que en verdad piensas. Por eso las personas dicen lo que los demás quieren oír, para agradarles, mostrando emociones falsas. Pero si eres sincero no tardarán en tacharte de mala persona, porque prefieren mentiras piadosas a dolorosas verdades. ¿No crees que es triste entonces? ¿Fingir sólo por el miedo al que dirán? Te lo digo, a mí no me molesta. Dime lo que tengas que decir.— La forma de su único ojo se tornó afilada, esperando la respuesta del Uzumaki.