1/03/2017, 02:25
El estallido de Ralexion fue mucho más explosivo de lo que esperaba, sorprendiéndole incluso a él. Incluso la mesera tuvo que interferir para bajarle un poco los ánimos. Por su parte, consideraba que la reacción del muchacho era simplemente exagerada. Lo entendía, el mismo había llegado ahí a tener que tratar con un estúpido como él. En ese aspecto ambos pensaban lo mismo y estaban a mano, pero la diferencia radicaba en la forma en que lo manejaban. Kagetsuna se mantenía estoico, aunque ni tanto. Pero el pelirrojo tuvo un ataque de rabia enorme, como si acabasen de matar a un familiar o algo así. Eso era lo que se le hacía raro.
Kagetsuna suspiró y se llevó las manos a las sienes, que empezaba a darle dolor de cabeza el tener que aguantar al niñato malcriado. Pero mejor trató de mantener la compostura, tronándose el cuello y suspirando de manera profunda antes de hablar.
—¿Ves? Tan fácil que era hablar— Dijo metiéndose a la boca el último mochi. —Ya te lo he dicho, soy así y ya. Ahora bien, debo recalcar que te estás martirizando por algo muy simple.— Apartó un poco la silla para sentarse de manera que su tobillo derecho quedase sobre su rodilla izquierda.
—Ahora bien, mencionaste algo muuuuuuy llamativo. Y es que estás fastidiado por una cosa tan simple como es un recado. En este trabajo nos tocarán cosas peores, mucho más severas. Tenlo en cuenta.— Dijo para terminar de beber el té.
Se levantó y tomó de nuevo el paquete con el morral. Dejando dinero en la mesa para pagar la cuenta, el vuelto que se lo quedaran de propina.
—Ahora terminemos el asunto que decías— Remató con tono claramente mordaz.
Kagetsuna suspiró y se llevó las manos a las sienes, que empezaba a darle dolor de cabeza el tener que aguantar al niñato malcriado. Pero mejor trató de mantener la compostura, tronándose el cuello y suspirando de manera profunda antes de hablar.
—¿Ves? Tan fácil que era hablar— Dijo metiéndose a la boca el último mochi. —Ya te lo he dicho, soy así y ya. Ahora bien, debo recalcar que te estás martirizando por algo muy simple.— Apartó un poco la silla para sentarse de manera que su tobillo derecho quedase sobre su rodilla izquierda.
—Ahora bien, mencionaste algo muuuuuuy llamativo. Y es que estás fastidiado por una cosa tan simple como es un recado. En este trabajo nos tocarán cosas peores, mucho más severas. Tenlo en cuenta.— Dijo para terminar de beber el té.
Se levantó y tomó de nuevo el paquete con el morral. Dejando dinero en la mesa para pagar la cuenta, el vuelto que se lo quedaran de propina.
—Ahora terminemos el asunto que decías— Remató con tono claramente mordaz.