2/03/2017, 18:01
(Última modificación: 2/03/2017, 18:04 por King Roga.
Razón: Error de code y signos de puntuación XD
)
Ante la amenaza de ser descubiertos debían idear la forma de escabullirse. Pero el tuerto no podía concentrarse mientras veía al pelirrojo totalmente descolocado. Le ponía más nervioso la actitud del Uzumaki que el problema en sí. Ante la carencia de un escondite adecuado, Ralexion optó por mimetizarse con el ambiente, aunque no de forma muy eficiente. El Senju se quedó con el ojo cuadrado ante la brillante ideota de su compañero de profesión. ¿Que haría Kagetsuna? ¿Esconderse atrás de la maceta? Mejor no opinaría nada, pues él ni se sabía transformar.
"Me lleva la que me trajo."
Los pasos ahora eran acompañados de voces, así que tuvo que tomar una decisión drástica. Se apuró a llegar al borde del edificio y se le vio pegar un salto justo antes de que dos hombres de mediana edad alcanzaran a subir. Ambos sujetos miraron a sus alrededores, pero lo único que había ahí era la planta tropical miniaturizada.
—¡Hey! Aquí no hay nada— Bufó molesto uno de ellos. Era un hombre escuálido, casi esquelético. Con una cara y extremidades muy alargadas.
—¿Cómo qué no?— Dijo el otro para luego darle un manotazo en la nuca al otro sujeto. Se trataba de un hombre gordo, con señas de calvicie asomándose en su cabeza. Dejando cabello sólo por sus laterales. —Claramente escuché el grito de alguien venir desde aquí.
—¡Carajo! ¡No tenías que pegarme!— Se quejó mientras se sobaba el sitio del golpe —Tiene que haber alguien por aquí entonces.— Avisó mientras se acercaba a los bordes para revisar los alrededores.
Al llegar a la orilla trató de ver hacía la calle y a los edificios contiguos, sin imaginarse que el intruso esta mucho más cerca de lo que pensaba. Justo abajo, pegado a la pared como una mosca aplastada, se encontraba Kagetsuna. Obligado a arquear los tobillo para adherirse a la pared. Prácticamente colgado del remate de la azotea. Bendito sea el ángulo de perspectiva. Estaba rezando y conteniendo la respiración para que no lo descubriesen.
"Por Kami-sama..."
El hombre, aún dudoso, estaba por inclinarse a revisar cuando fue salvado por la campana.
—Oye. ¿Y esta planta?— Preguntó el otro hombre.
—¿Cuál?— Contesto mientras se alejaba del borde, para alivio del Senju —Ni idea, ¿no será del jefe? A él le gusta coleccionar cosas exóticas, tal vez la olvidó aquí o algo— Afirmó rascándose la nuca.
—Sí es así será mejor que la llevemos a la bodega para entregársela luego— Se acercó a la maceta para intentar levantarla —¡Uhumm! ¡No te quedes ahí parado y ayúdame a cargarla!
—Voy, voy...
Cuando creía que se habían librado de los problemas la cosa se empezaba a poner peluda. Entre tanto, Kagetsuna desde su posición pudo escuchar claramente lo que planeaban ambos trabajadores del edificio. Eso sumado a que no sabía cuanto tiempo más podría estar de cabeza empeoraba todo.
"Eso no ha sonado nada bien."
"Me lleva la que me trajo."
Los pasos ahora eran acompañados de voces, así que tuvo que tomar una decisión drástica. Se apuró a llegar al borde del edificio y se le vio pegar un salto justo antes de que dos hombres de mediana edad alcanzaran a subir. Ambos sujetos miraron a sus alrededores, pero lo único que había ahí era la planta tropical miniaturizada.
—¡Hey! Aquí no hay nada— Bufó molesto uno de ellos. Era un hombre escuálido, casi esquelético. Con una cara y extremidades muy alargadas.
—¿Cómo qué no?— Dijo el otro para luego darle un manotazo en la nuca al otro sujeto. Se trataba de un hombre gordo, con señas de calvicie asomándose en su cabeza. Dejando cabello sólo por sus laterales. —Claramente escuché el grito de alguien venir desde aquí.
—¡Carajo! ¡No tenías que pegarme!— Se quejó mientras se sobaba el sitio del golpe —Tiene que haber alguien por aquí entonces.— Avisó mientras se acercaba a los bordes para revisar los alrededores.
Al llegar a la orilla trató de ver hacía la calle y a los edificios contiguos, sin imaginarse que el intruso esta mucho más cerca de lo que pensaba. Justo abajo, pegado a la pared como una mosca aplastada, se encontraba Kagetsuna. Obligado a arquear los tobillo para adherirse a la pared. Prácticamente colgado del remate de la azotea. Bendito sea el ángulo de perspectiva. Estaba rezando y conteniendo la respiración para que no lo descubriesen.
"Por Kami-sama..."
El hombre, aún dudoso, estaba por inclinarse a revisar cuando fue salvado por la campana.
—Oye. ¿Y esta planta?— Preguntó el otro hombre.
—¿Cuál?— Contesto mientras se alejaba del borde, para alivio del Senju —Ni idea, ¿no será del jefe? A él le gusta coleccionar cosas exóticas, tal vez la olvidó aquí o algo— Afirmó rascándose la nuca.
—Sí es así será mejor que la llevemos a la bodega para entregársela luego— Se acercó a la maceta para intentar levantarla —¡Uhumm! ¡No te quedes ahí parado y ayúdame a cargarla!
—Voy, voy...
Cuando creía que se habían librado de los problemas la cosa se empezaba a poner peluda. Entre tanto, Kagetsuna desde su posición pudo escuchar claramente lo que planeaban ambos trabajadores del edificio. Eso sumado a que no sabía cuanto tiempo más podría estar de cabeza empeoraba todo.
"Eso no ha sonado nada bien."