3/03/2017, 23:07
—A-acá no pedi-dimos lim-pi-pieza de ve-ventanas, no hay ve-ventanas— Respondió como si el fuera el agraviado.
—LO SIENTO y ADIÓS— Exclamó para luego echarse a correr a toda velocidad como alma que lleva el diablo, ante la mirada extrañada del lentudo que no entendía que acababa de suceder. Había sido demasiado intento de socialización por parte de Kagetsuna para un día.
"NO VOLVERÉ A HACER ESO NUUUUUNCAAAA. Haaaaaa, plan B. Aunque el plan B debía ser el plan A desde un principio."
Volviendo con nuestro uzureño infiltrado, dentro de aquellos pasadizos metálicos Ralexion no era el único transeúnte que se escabullía en ellos. Para su desgracia, tuvo la desdicha de cruzarse en algún momento con una enorme rata que venía justo en dirección contraria. Y aunque el espacio era suficiente para avanzar, no había mucha manera de darse la vuelta. Frente así había una bifurcación con tres posibles vías, su único obstáculo: La rata.
Afuera, el tuerto se quedo expectante, a la espera de una oportunidad para adentrarse. La dávida se le concedió cuando un hombre salió a sacar la basura y depositar las bolsas en los basureros del callejón. Nuestro pelimorado personaje aprovechó la oportunidad y se introdujo en la edificación, burlando la vista del trabajador.
—LO SIENTO y ADIÓS— Exclamó para luego echarse a correr a toda velocidad como alma que lleva el diablo, ante la mirada extrañada del lentudo que no entendía que acababa de suceder. Había sido demasiado intento de socialización por parte de Kagetsuna para un día.
"NO VOLVERÉ A HACER ESO NUUUUUNCAAAA. Haaaaaa, plan B. Aunque el plan B debía ser el plan A desde un principio."
Volviendo con nuestro uzureño infiltrado, dentro de aquellos pasadizos metálicos Ralexion no era el único transeúnte que se escabullía en ellos. Para su desgracia, tuvo la desdicha de cruzarse en algún momento con una enorme rata que venía justo en dirección contraria. Y aunque el espacio era suficiente para avanzar, no había mucha manera de darse la vuelta. Frente así había una bifurcación con tres posibles vías, su único obstáculo: La rata.
Afuera, el tuerto se quedo expectante, a la espera de una oportunidad para adentrarse. La dávida se le concedió cuando un hombre salió a sacar la basura y depositar las bolsas en los basureros del callejón. Nuestro pelimorado personaje aprovechó la oportunidad y se introdujo en la edificación, burlando la vista del trabajador.