4/03/2017, 18:31
La fragancia de las flores y el polen pululando en el aire la hicieron estornudar durante todo el camino, aun así se veía feliz, en sus labios se dibujaba una gran sonrisa que mostraba esa hilera de dientecillos blancos - ¡Es genial, hay tantas flores! – Exclamo un par de veces emocionada mientras daba ligeros saltitos. Nonoha acompañaba a su abuelo ese día, este se encontraría con un buen amigo suyo en el puente de Hannabi, otro comerciante igual que él, que buscando expandir su negocio deseaba que el anciano comprara algunos de los productos que vendía y el mismo cultivaba – Espero que sepas comportarte – el viejo le dedico una mirada seria a la niña, pero como siempre ella lo ignoro – Si si, voy portarme bien – rodo los ojos y su voz aniñada volvió a notarse- ¡Ni sabrás que estoy ahí! – Su afirmación estuvo lejos de tranquilizar al anciano que tras suspirar pesadamente solo pudo negar con la cabeza despacio – Sé que voy a lamentarlo, pero es mi culpa por permitirte acompañarme –
El resto del trayecto fue tranquilo, la más joven hablaba sin descanso, sobre todo tipo de cosas especialmente de la primavera y de lo mucho que le gustaban las flores aunque el polen se colara en su nariz e hiciera estragos. Su abuelo por su parte solo escuchaba sin decir nada, llevaba una sonrisa burlona en la cara, se divertía escuchándola hablar.
Hicieron algunas paradas, el viaje fue tedioso pero finalmente llegaron. Nonoha decidió adelantarse y esperar en primera fila al supuesto comerciante que iría a encontrarse con su abuelo. El puente era enorme, imponente y un poco amenazante, aunque la castaña evitaba acercarse a las orillas y ver hacia abajo, el sonido de la embravecida agua correr bajo suyo la espantaba un poco, pero su temor se reflejaba como una risa nerviosa una que no podía controlar - ¡oh! – Exclamo de pronto, llamando la atención del viejo que hacía pocos minutos había llegado y acomodado a un lado suyo -¿Qué sucede? - la pequeña señalo la silueta del muchacho que se acercaba.
No parece ser a quien esperamos ¿Quién podrá ser?
Nonoha no se hizo esperar y sin pensárselo dos veces corrió hacia el desconocido saludando alegremente - ¡hola! – canturreo feliz. El mayor se dio una suave palmada en el rostro en cuanto la vio alejarse entre saltitos hacia el visitante. Un poco más lejos, otra silueta se dejó ver, un hombre que arrastraba tras de sí una pequeña carretilla, repleta de algunas frutas y otras cosas más que desde ahí no podían distinguirse.
¡Tan puntual como siempre, Hiwatari!
Grito a lo lejos el sujeto, que arrastraba la pesada carga.
El resto del trayecto fue tranquilo, la más joven hablaba sin descanso, sobre todo tipo de cosas especialmente de la primavera y de lo mucho que le gustaban las flores aunque el polen se colara en su nariz e hiciera estragos. Su abuelo por su parte solo escuchaba sin decir nada, llevaba una sonrisa burlona en la cara, se divertía escuchándola hablar.
Hicieron algunas paradas, el viaje fue tedioso pero finalmente llegaron. Nonoha decidió adelantarse y esperar en primera fila al supuesto comerciante que iría a encontrarse con su abuelo. El puente era enorme, imponente y un poco amenazante, aunque la castaña evitaba acercarse a las orillas y ver hacia abajo, el sonido de la embravecida agua correr bajo suyo la espantaba un poco, pero su temor se reflejaba como una risa nerviosa una que no podía controlar - ¡oh! – Exclamo de pronto, llamando la atención del viejo que hacía pocos minutos había llegado y acomodado a un lado suyo -¿Qué sucede? - la pequeña señalo la silueta del muchacho que se acercaba.
No parece ser a quien esperamos ¿Quién podrá ser?
Nonoha no se hizo esperar y sin pensárselo dos veces corrió hacia el desconocido saludando alegremente - ¡hola! – canturreo feliz. El mayor se dio una suave palmada en el rostro en cuanto la vio alejarse entre saltitos hacia el visitante. Un poco más lejos, otra silueta se dejó ver, un hombre que arrastraba tras de sí una pequeña carretilla, repleta de algunas frutas y otras cosas más que desde ahí no podían distinguirse.
¡Tan puntual como siempre, Hiwatari!
Grito a lo lejos el sujeto, que arrastraba la pesada carga.