6/03/2017, 01:20
Ralexion se sentía desbocadamente iracundo. Sus heridas eran muy graves, demasiado como para plantearse seguir peleando, pero las palabras de Daruu estaban consiguiendo cegar a su sentido común. Su faz estaba contorsionada en una llamativa mezcla de cólera y sufrimiento. Por mucho que lo intentara no lograba estabilizar su respiración. ¿Qué hacer, qué hacer?
—¡Oh, cállate de una vez! —vociferó, irritado de tan solo escuchar la voz de su contrincante.
Ya se había decidido, no iba a huír. Sí, era lo que haría normalmente y lo más sensato, pero sus emociones no le permitían pensar con claridad. Tendría que llevar esa desafortunada situación hasta su amargo final.
Con la mayor rapidez que sus doloridas extremidades le permitieron sacó otro shuriken de su portador de objetos oculto. Sin mayor vacilación se lo lanzó a Daruu, directo al pecho. Acto seguido tomó otra herramienta del interior del kimono; se trataba de una bomba de humo, que lanzó frente a sus pies. Esperaba que la cortina de gas le amparara, ignorante de las capacidades del Byakugan. Dentro del epicentro de la humareda ejecutó tres sellos, realizando un Bunshin no Jutsu. Creó cuatro copias de sí mismo, dispuestas a su alrededor como si se trataran de un escuadrón de guardaespaldas.
El pelirrojo y sus clones echaron a correr, directos a por el Hyūga. Todos estaban llevando a cabo una serie de sellos al unísono. El Uzumaki esperaba que las copias sirvieran de señuelo ya que no conocía las propiedades del Dōjutsu de su oponente.
—¡Raiton: Kangekiha! —exclamó una sola voz, mas las copias movieron sus labios a la vez, por lo que parecía que todas estuvieran hablando.
Desde las yemas de los dedos del Ralexion real se generó un dúo de descargas eléctricas azuladas como el cielo mismo que se abrieron paso entre los copias sin sustancia en busca de su objetivo: el moreno. Apenas dos metros los separaban por aquel entonces.
—¡Oh, cállate de una vez! —vociferó, irritado de tan solo escuchar la voz de su contrincante.
Ya se había decidido, no iba a huír. Sí, era lo que haría normalmente y lo más sensato, pero sus emociones no le permitían pensar con claridad. Tendría que llevar esa desafortunada situación hasta su amargo final.
Con la mayor rapidez que sus doloridas extremidades le permitieron sacó otro shuriken de su portador de objetos oculto. Sin mayor vacilación se lo lanzó a Daruu, directo al pecho. Acto seguido tomó otra herramienta del interior del kimono; se trataba de una bomba de humo, que lanzó frente a sus pies. Esperaba que la cortina de gas le amparara, ignorante de las capacidades del Byakugan. Dentro del epicentro de la humareda ejecutó tres sellos, realizando un Bunshin no Jutsu. Creó cuatro copias de sí mismo, dispuestas a su alrededor como si se trataran de un escuadrón de guardaespaldas.
El pelirrojo y sus clones echaron a correr, directos a por el Hyūga. Todos estaban llevando a cabo una serie de sellos al unísono. El Uzumaki esperaba que las copias sirvieran de señuelo ya que no conocía las propiedades del Dōjutsu de su oponente.
—¡Raiton: Kangekiha! —exclamó una sola voz, mas las copias movieron sus labios a la vez, por lo que parecía que todas estuvieran hablando.
Desde las yemas de los dedos del Ralexion real se generó un dúo de descargas eléctricas azuladas como el cielo mismo que se abrieron paso entre los copias sin sustancia en busca de su objetivo: el moreno. Apenas dos metros los separaban por aquel entonces.
Registro de batalla:
Bunshin no Jutsu -> 3x4: -12 CK
Raiton: Kangekiha -> -12 CK
PV:–
CK:–
Hilo shinobi (3 usos de 10 metros/uso, en el portaobjetos bajo el kimono)
Baikunai (empuñado en la mano derecha)
Shuriken (x1, en el portaobjetos bajo el kimono)
1 AO
Bunshin no Jutsu -> 3x4: -12 CK
Raiton: Kangekiha -> -12 CK
PV:
23/100
CK:
86/110
Hilo shinobi (3 usos de 10 metros/uso, en el portaobjetos bajo el kimono)
Baikunai (empuñado en la mano derecha)
Shuriken (x1, en el portaobjetos bajo el kimono)
1 AO