7/03/2017, 23:25
Tan pronto los operarios fueron conscientes de la presencia del joven pelirrojo, este desató y guardó su banda de Uzushiogakure en el interior de su portaobjetos. Sabía que así evitaría preguntas de lo más incómodas. Observó, satisfecho, como los trabajadores de la fábrica se ponían manos a la obra para sacarlo de ahí.
—E-estaba jugando con mis amigos en la azotea y me retaron a meterme por uno de los conductos —mintió cuando el hombre que se subió a la escalera estaba lo suficientemente cerca como para escucharle, tratando de sonar lo más creíble posible—. Entonces me caí... y llevo un buen rato tratando de encontrar una salida. Casi me corto con uno de los ventiladores. Por favor, sáquenme de aquí.
Su coartada no era la mejor ni la más elaborada, pero era todo lo que se le ocurrió en un espacio de tiempo tan corto. Siempre podía improvisar según necesitara en caso de que la situación se pusiera fea.
—E-estaba jugando con mis amigos en la azotea y me retaron a meterme por uno de los conductos —mintió cuando el hombre que se subió a la escalera estaba lo suficientemente cerca como para escucharle, tratando de sonar lo más creíble posible—. Entonces me caí... y llevo un buen rato tratando de encontrar una salida. Casi me corto con uno de los ventiladores. Por favor, sáquenme de aquí.
Su coartada no era la mejor ni la más elaborada, pero era todo lo que se le ocurrió en un espacio de tiempo tan corto. Siempre podía improvisar según necesitara en caso de que la situación se pusiera fea.