10/03/2017, 22:50
—¡Hijo de la chingada madre!— Bufó molesto, aunque el humo no le permitió ver por donde se había escapado el muchacho.
El lugar era un alboroto, había algunos cuantos hombres afuera, de los que previamente habían ido a buscar a más posibles intrusos. Las mesas de trabajo y las materias primas obstaculizaban el paso, pero tampoco representaban demasiado problema para alguien que tuviese una mediana agilidad. Eso sí, los obreros harían de todo con tal de darle caza al Uzumaki, por lo que un grupo de 3 sujetos se dirigió a las escaleras en caso de que quisiera optar por esa salida.
—Se cree muy listo— Apretó el gordo los dientes —¡Vayan a la bodega y suelten a los perros!— Extendió la mano dando la orden.
—¡Ahora mismo! y tú vienes conmigo— Tomó del brazo al de lentes.
—¡¿Po-por qu-?! ¡Uaaauaaaah!— Se cortó mientras lo jalaban.
Rápidamente bajaron las escaleras hasta llegar al sótano y nomas levantar la persiana los iracundos caninos se echaron a correr. Los ladridos de los doberman resonaron, siguiendo el olor que previamente habían captado al oler la maceta. El alboroto se había montado y era del bueno.
"NO, NO, NO"
Cada que Kagetsuna intentaba ir por algún pasillo se asomaba algún trabajador, teniendo que desviarse en los corredores y por ende alejándose del camino a la salida. Las cosas estaban peor de lo que había pensado y los alaridos de los perros en la lejanía no le inspiraban absoluta confianza. En algún momento creyó ver al pelirrojo huir, pero llamarle sería delatar su posición. Ya estaba más que desesperado por tratar de que no lo descubriesen, así que decidió esconderse en uno de los cuartos de mantenimiento hasta que el desastre pasara.
El lugar era un alboroto, había algunos cuantos hombres afuera, de los que previamente habían ido a buscar a más posibles intrusos. Las mesas de trabajo y las materias primas obstaculizaban el paso, pero tampoco representaban demasiado problema para alguien que tuviese una mediana agilidad. Eso sí, los obreros harían de todo con tal de darle caza al Uzumaki, por lo que un grupo de 3 sujetos se dirigió a las escaleras en caso de que quisiera optar por esa salida.
—Se cree muy listo— Apretó el gordo los dientes —¡Vayan a la bodega y suelten a los perros!— Extendió la mano dando la orden.
—¡Ahora mismo! y tú vienes conmigo— Tomó del brazo al de lentes.
—¡¿Po-por qu-?! ¡Uaaauaaaah!— Se cortó mientras lo jalaban.
Rápidamente bajaron las escaleras hasta llegar al sótano y nomas levantar la persiana los iracundos caninos se echaron a correr. Los ladridos de los doberman resonaron, siguiendo el olor que previamente habían captado al oler la maceta. El alboroto se había montado y era del bueno.
"NO, NO, NO"
Cada que Kagetsuna intentaba ir por algún pasillo se asomaba algún trabajador, teniendo que desviarse en los corredores y por ende alejándose del camino a la salida. Las cosas estaban peor de lo que había pensado y los alaridos de los perros en la lejanía no le inspiraban absoluta confianza. En algún momento creyó ver al pelirrojo huir, pero llamarle sería delatar su posición. Ya estaba más que desesperado por tratar de que no lo descubriesen, así que decidió esconderse en uno de los cuartos de mantenimiento hasta que el desastre pasara.