11/03/2017, 04:40
Aunque los dos ancianos no parecieron notar el repentino cambio de humor del jovencito, Nonoha si que lo vio. Su naturaleza curiosa no le permitió perderse detalle alguno, ella sabía mejor que nadie (o eso creía ella) cuando una sonrisa no era del todo sincera, aparto la mano del mayor de su cabecita y se quedó observando al contrario, ignoro las razones de porque estaba ahí. Ahora solo le interesaba saber porque el otro fingía sonreír y entonces, antes de que si quiera pudiera preguntar el bulloso estomago de Ashito se dejó escuchar – vaya – murmuro mientras parpadeaba rápido y corría a cubrirse los labios para no dejar escapar un par de risillas.
Y aunque lo intento, podía escucharse claramente como se le escapaba entre los dedos y, sus supuestos labios cerrados, las risitas por culpa de lo que antes hubiera escuchado – perdón - quiso disculparse y lucir sincera, pero le resultaba gracioso y no podía ocultarlo. Hiwata y Ren solo dibujaron una sonrisa en los labios, mientras observaban a los dos más jóvenes. Se les veía nostálgicos, quizás recordaban viejas épocas, esas en las que ellos aun siendo niños actuaban de la misma forma que ese par que ahora tenían frente a sus ojos – Aaaah que recuerdos – dejo escapar un suspiro el viajero, que casando se apoyó apenas sobre la carreta que llevaba. El Hiwatari solo hizo más amplia su sonrisa en respuesta al comentario de su compañero, y dando un par de pasos más hacia él se apoyó de la misma forma sobre el aparatejo de madera y metal.
Por su parte, Nonoha continuaba observándolo como quien encuentra un bicho raro e intenta adivinar que es, deseaba saber el porqué de la expresión en su rostro – hmm – frunció el ceño suavemente mientras acomodaba ambas manos en la cintura - ¿porqu..? –su pregunta quedo en el aire cuando lo escucho hablar una vez más y percatarse de lo que tenía en las manos.
Eh, disculpen, ¿quieren?-
¿Era comida? Acorto la distancia que había entre ambos y asintiendo rápidamente con la cabeza tomo de las manos ajenas uno de las panes – ¡yay! –exclamo con emoción dándole un mordisco.
¡Nonoha! –grito su abuelo perplejo por sus acciones – tu… -suspiro cansado y resignado a que simplemente no podía obligarla a cambiar su forma de ser – ¿Dónde quedaron tus modales, niña? – Agrego mientras le observaba- No te preocupes jovencito, come tu-Hiwata, el segundo de los ancianos solo se carcajeo y negó amablemente la oferta del menor – No te preocupes, adelante coman – rio un poco más – Es tu almuerzo, así que adelante – Le animo el viejo mientras sonreía divertido.
¡Delisioso! –Canturreo la castaña mientras le daba un par de bocados más al alimento – ¡Muchas gracias! – se le escucho decir mientras comía feliz.
Mientras ellos comían, los dos adultos se dispusieron a hablar de negocios, pues era la verdadera razón por la cual ambos estaban allí ese dia. Se suponía que Ren Hiwatari compraría a su amigo algunos de sus productos, aunque a simple vista solo se vieran frutas y legumbres - ¿esto es todo lo que tienes?– pregunto el parienta de la niña con una de sus manos en la barbilla, observando minuciosamente la mercancía.
¿Qué? –Levanto las cejas sorprendido- ¿Esperabas alguna otra cosa? – Pregunto Hiwata confundido mientras observaba a su compañero – Las cultivo yo mismo, no encontraras nada mejor –aseguro mientras tomaba una de las frutillas y se la ofrecía para que este la degustara.
-------------
Unos cuantos metros más allá, la kunoichi ya se había terminado el trozo de pan que antes tenía entre las manos, se limpió la cara retirando las migajas que hubieran podido quedar y sus grandes orbes azules volvieron a posarse sobre el misterioso joven.
- Fingir una sonrisa está mal – comento de pronto - ¿Por qué forzarte a sonreír cuando no quieres hacerlo?
Y aunque lo intento, podía escucharse claramente como se le escapaba entre los dedos y, sus supuestos labios cerrados, las risitas por culpa de lo que antes hubiera escuchado – perdón - quiso disculparse y lucir sincera, pero le resultaba gracioso y no podía ocultarlo. Hiwata y Ren solo dibujaron una sonrisa en los labios, mientras observaban a los dos más jóvenes. Se les veía nostálgicos, quizás recordaban viejas épocas, esas en las que ellos aun siendo niños actuaban de la misma forma que ese par que ahora tenían frente a sus ojos – Aaaah que recuerdos – dejo escapar un suspiro el viajero, que casando se apoyó apenas sobre la carreta que llevaba. El Hiwatari solo hizo más amplia su sonrisa en respuesta al comentario de su compañero, y dando un par de pasos más hacia él se apoyó de la misma forma sobre el aparatejo de madera y metal.
Por su parte, Nonoha continuaba observándolo como quien encuentra un bicho raro e intenta adivinar que es, deseaba saber el porqué de la expresión en su rostro – hmm – frunció el ceño suavemente mientras acomodaba ambas manos en la cintura - ¿porqu..? –su pregunta quedo en el aire cuando lo escucho hablar una vez más y percatarse de lo que tenía en las manos.
Eh, disculpen, ¿quieren?-
¿Era comida? Acorto la distancia que había entre ambos y asintiendo rápidamente con la cabeza tomo de las manos ajenas uno de las panes – ¡yay! –exclamo con emoción dándole un mordisco.
¡Nonoha! –grito su abuelo perplejo por sus acciones – tu… -suspiro cansado y resignado a que simplemente no podía obligarla a cambiar su forma de ser – ¿Dónde quedaron tus modales, niña? – Agrego mientras le observaba- No te preocupes jovencito, come tu-Hiwata, el segundo de los ancianos solo se carcajeo y negó amablemente la oferta del menor – No te preocupes, adelante coman – rio un poco más – Es tu almuerzo, así que adelante – Le animo el viejo mientras sonreía divertido.
¡Delisioso! –Canturreo la castaña mientras le daba un par de bocados más al alimento – ¡Muchas gracias! – se le escucho decir mientras comía feliz.
Mientras ellos comían, los dos adultos se dispusieron a hablar de negocios, pues era la verdadera razón por la cual ambos estaban allí ese dia. Se suponía que Ren Hiwatari compraría a su amigo algunos de sus productos, aunque a simple vista solo se vieran frutas y legumbres - ¿esto es todo lo que tienes?– pregunto el parienta de la niña con una de sus manos en la barbilla, observando minuciosamente la mercancía.
¿Qué? –Levanto las cejas sorprendido- ¿Esperabas alguna otra cosa? – Pregunto Hiwata confundido mientras observaba a su compañero – Las cultivo yo mismo, no encontraras nada mejor –aseguro mientras tomaba una de las frutillas y se la ofrecía para que este la degustara.
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Unos cuantos metros más allá, la kunoichi ya se había terminado el trozo de pan que antes tenía entre las manos, se limpió la cara retirando las migajas que hubieran podido quedar y sus grandes orbes azules volvieron a posarse sobre el misterioso joven.
- Fingir una sonrisa está mal – comento de pronto - ¿Por qué forzarte a sonreír cuando no quieres hacerlo?