13/03/2017, 16:07
Brincó desde la pared y tomó tierra sobre la acera, ignorante del mal humor de su acompañante. Corrió junto a Kagetsuna hacia la salida del callejón y la Plaza Central, más que deseoso de perder de vista a esos molestos perseguidores.
Una vez se encontraron fuera de peligro, el pelirrojo se detuvo de inmediato, tratando de recuperar el aliento. Arqueó la espalda hacia delante, el rostro para abajo y apoyó su figura con las manos, posicionándolas sobre sus flexionadas rodillas. Varias perlas de sudor caían por su desnuda frente hacia el suelo. Respiró hondo durante unos instantes.
—¿Sigues teniendo el pergamino? —le preguntó al otro shinobi.
Una vez se encontraron fuera de peligro, el pelirrojo se detuvo de inmediato, tratando de recuperar el aliento. Arqueó la espalda hacia delante, el rostro para abajo y apoyó su figura con las manos, posicionándolas sobre sus flexionadas rodillas. Varias perlas de sudor caían por su desnuda frente hacia el suelo. Respiró hondo durante unos instantes.
—¿Sigues teniendo el pergamino? —le preguntó al otro shinobi.