14/03/2017, 04:37
Con todas las tablas de ese sector removidas, ya solo le restaba quitar las que la oveja había tumbado a voluntad propia que no serían más de tres o tal vez cuatro, además que estarían en el piso ya así que solo quedaría quitar los clavos y asegurarse de que no quedasen trozos de madera enterrados en la tierra. Aunque seguía llamándole la atención que un animal como ese hiciera tanto escándalo por su dueña.
—Entiendo. —Fue lo único que respondió la rubia mientras se inclinaba para levantar las tablas del suelo. —Curiosidad, me daba la impresión de que Tamachin está muy apegada a usted. —Diría con tono alegre ya quitando los clavos de la madera.
Tras finalizada esa pequeña tarea, Noemi decidió comprobar que los soportes del vallado estuviesen en buen estado y si bien podrían estar mejor, estaban más que aceptables, con un poco de pintura y barniz deberían quedar impecables una vez más.
—Empezaré a clavar las tablas nuevas. —Comentó la Sakamoto ya encaminándose al pequeño cobertizo donde estaban las tablas nuevas y ya cortadas.
«En un par de semanas seguramente tendrá que solicitar que otro shinobi le arregle lo que haga la oveja. »Pensaba a desgano la kunoichi tomando una madera para ubicarla en su lugar y presionando con ambas manos se las arreglaba para enterrarla en tierra hasta que tuviese una altura similar a la de todas las otras. Claro que lo había hecho lo más cerca posible de la madera horizontal que mantenía todas las demás en su lugar, de lo contrario no la podría clavar.
—Entiendo. —Fue lo único que respondió la rubia mientras se inclinaba para levantar las tablas del suelo. —Curiosidad, me daba la impresión de que Tamachin está muy apegada a usted. —Diría con tono alegre ya quitando los clavos de la madera.
Tras finalizada esa pequeña tarea, Noemi decidió comprobar que los soportes del vallado estuviesen en buen estado y si bien podrían estar mejor, estaban más que aceptables, con un poco de pintura y barniz deberían quedar impecables una vez más.
—Empezaré a clavar las tablas nuevas. —Comentó la Sakamoto ya encaminándose al pequeño cobertizo donde estaban las tablas nuevas y ya cortadas.
«En un par de semanas seguramente tendrá que solicitar que otro shinobi le arregle lo que haga la oveja. »Pensaba a desgano la kunoichi tomando una madera para ubicarla en su lugar y presionando con ambas manos se las arreglaba para enterrarla en tierra hasta que tuviese una altura similar a la de todas las otras. Claro que lo había hecho lo más cerca posible de la madera horizontal que mantenía todas las demás en su lugar, de lo contrario no la podría clavar.