15/03/2017, 03:48
La niñita escucho con sorpresa una las palabras que el peli azabache pronunciaba ¿podía vivirse así, Fingiendo todo el tiempo, nunca mostrando su verdadero yo? Nonoha no podía entender algo así, su pequeña mente se hizo un enredo intento averiguar cómo alguien podría comportarse de esa forma durante tanto tiempo – Bueno – ladeo el rostro apenas – es tu decisión, es tu vida no la mía–comento sin más, aun viéndose tranquila y sonriente. Negó suavemente con la cabeza cuando creyó escuchar que el contrario se disculpaba por todo cuanto había dicho- No le debes una disculpa a nadie, supongo que no debí preguntar~ -sonrió un poco más mientras se rascaba la nuca y entonces se percató de que, algo extraño le pasaba al muchacho cuyo nombre aun no conocía.
¿eh? –Lo miro detenidamente - ¿pasa algo?– No recibir ninguna respuesta después de algunos minutos, la hizo convencer de que verdaderamente algo pasaba. Al principio creyó que se había molestado y simplemente no deseaba hablar más. Aun así acorto la distancia entre ambos, acercándose a la orilla, donde él se había sentado y cuando quiso alcanzarlo con una de sus manos, todo el puente se estremeció justo después de un fuerte sonido que los aturdió.
¿Están bien? – se escuchó gritar entre el polvo, el humo, y la conmoción - ¿Nonoha? – la voz de su abuelo se escuchó nuevamente, esta vez con un tono de preocupación, pues no recibía respuesta alguna. Ambos hombres decidieron entonces acercarse a tropezones a donde se suponía habían estado ambos menores. Iwata dejo lo que quedaba de su carreta a un lado, la fruta que llevaba había caído al suelo esparcida y no quedaba mucho que rescatar – No tienes por qué preocuparte Ren, los niños son muy listos seguramente solo se escondieron – intento calmarlo mientras avanzaban.
Cuando por fin llegaron a la orilla se dieron cuenta de que, no había nada allí - ¿Dónde se metieron? ¡Las personas no desaparecen así nada más! - exclamo molesto el Hiwatari mientras caminaba de un lado a otro buscando alguna pista del paradero de ambos niños, solo pudo encontrar la maleta del muchacho tirada por ahí - ¿Qué está pasando?
¡Ren! ¡Ren! – La voz ronca de su compañero lo llamo a todo pulmón- ¡Los encontré! – grito victorioso, mientras el preocupado abuelo corría hacia el lugar mencionado.
H-hola – comento con dificultad la niña, que se mantenía suspendida verticalmente de la pared; gracias al chakra que había logrado desviar a la planta de sus pies. Logro reaccionar a tiempo y sujetar al muchacho de sus prendas para que no cayera, sin embargo, no tenía la fuerza suficiente para subir o si quiera para sostener el peso ajeno por mucho más tiempo – necesito que me ayuden a subir, ya saben, no soy tan fuerte –dejo escapar una risilla intentando hacer del momento menos estresante.
Ambos ancianos le ayudaron a subir, uno de ellos se aferró del brazo de Ashito mientras el otro jalo de las ropas a Nonoha. Minutos más tarde, ambos jóvenes se encontraban nuevamente a salvo en el puente que milagrosamente seguía en pie, apenas con algunas abolladuras y una que otra fisura por ahí – ¿porque no se mueve, abuelo? – una cansada Nonoha observaba perpleja al muchacho que no parecía reaccionar aun.
No lo sé pero… - El mayor de los Hiwatari vio de reojo al chico y luego los alrededores, con desconfianza – No creo que estemos solos, no te distraigas con nimiedades, no aquí – Aunque sonó severo a la castaña no pareció afectarle, entendía claramente lo que decía, no estaban solos y distraerse no resultaría en nada bueno – ¡Despierta, despierta! – lo zarandeo un poco, murmurando un par de veces lo mismo. Ella no cargaba consigo su porta objetos, ni su bandana, tal y como se veía en ese momento pasaba por un civil más.
Y mientras el pequeño grupo se preguntaba que sucedía, tan sigilosos como en un principio, los bandidos se acercaban despacio, aprovechando la conmoción.
¿eh? –Lo miro detenidamente - ¿pasa algo?– No recibir ninguna respuesta después de algunos minutos, la hizo convencer de que verdaderamente algo pasaba. Al principio creyó que se había molestado y simplemente no deseaba hablar más. Aun así acorto la distancia entre ambos, acercándose a la orilla, donde él se había sentado y cuando quiso alcanzarlo con una de sus manos, todo el puente se estremeció justo después de un fuerte sonido que los aturdió.
¿Están bien? – se escuchó gritar entre el polvo, el humo, y la conmoción - ¿Nonoha? – la voz de su abuelo se escuchó nuevamente, esta vez con un tono de preocupación, pues no recibía respuesta alguna. Ambos hombres decidieron entonces acercarse a tropezones a donde se suponía habían estado ambos menores. Iwata dejo lo que quedaba de su carreta a un lado, la fruta que llevaba había caído al suelo esparcida y no quedaba mucho que rescatar – No tienes por qué preocuparte Ren, los niños son muy listos seguramente solo se escondieron – intento calmarlo mientras avanzaban.
Cuando por fin llegaron a la orilla se dieron cuenta de que, no había nada allí - ¿Dónde se metieron? ¡Las personas no desaparecen así nada más! - exclamo molesto el Hiwatari mientras caminaba de un lado a otro buscando alguna pista del paradero de ambos niños, solo pudo encontrar la maleta del muchacho tirada por ahí - ¿Qué está pasando?
¡Ren! ¡Ren! – La voz ronca de su compañero lo llamo a todo pulmón- ¡Los encontré! – grito victorioso, mientras el preocupado abuelo corría hacia el lugar mencionado.
H-hola – comento con dificultad la niña, que se mantenía suspendida verticalmente de la pared; gracias al chakra que había logrado desviar a la planta de sus pies. Logro reaccionar a tiempo y sujetar al muchacho de sus prendas para que no cayera, sin embargo, no tenía la fuerza suficiente para subir o si quiera para sostener el peso ajeno por mucho más tiempo – necesito que me ayuden a subir, ya saben, no soy tan fuerte –dejo escapar una risilla intentando hacer del momento menos estresante.
Ambos ancianos le ayudaron a subir, uno de ellos se aferró del brazo de Ashito mientras el otro jalo de las ropas a Nonoha. Minutos más tarde, ambos jóvenes se encontraban nuevamente a salvo en el puente que milagrosamente seguía en pie, apenas con algunas abolladuras y una que otra fisura por ahí – ¿porque no se mueve, abuelo? – una cansada Nonoha observaba perpleja al muchacho que no parecía reaccionar aun.
No lo sé pero… - El mayor de los Hiwatari vio de reojo al chico y luego los alrededores, con desconfianza – No creo que estemos solos, no te distraigas con nimiedades, no aquí – Aunque sonó severo a la castaña no pareció afectarle, entendía claramente lo que decía, no estaban solos y distraerse no resultaría en nada bueno – ¡Despierta, despierta! – lo zarandeo un poco, murmurando un par de veces lo mismo. Ella no cargaba consigo su porta objetos, ni su bandana, tal y como se veía en ese momento pasaba por un civil más.
Y mientras el pequeño grupo se preguntaba que sucedía, tan sigilosos como en un principio, los bandidos se acercaban despacio, aprovechando la conmoción.